Con Emerson Royal, el Milan vuelve a vestir los colores teñidos de verde tras un paréntesis de un año. El último exponente de la escuela brasileña que vistió la camiseta rossonera fue Júnior Messias (hoy en el Genoa), que llegó sorprendentemente en los últimos días de la ventana estival de 2021 y que dio al Milan su primer éxito en la Liga de Campeones después de ocho años, además de haber participado en el estimulante paseo que condujo al 19º Scudetto. Un amor, el de los brasileños, que había dormitado en los últimos años tras el cúmulo de campeones y estrepitosos fracasos de los años 1990 y 2010.
- Al principio fueron Gabardo y Arnoni, el boom con Altafini
El lateral llegado del Tottenham es el número 37 en la historia del Milan. Todo empezó hace 89 años con Eliseu Gabardo, que llegó procedente del Palestra Italia (actual Palmeiras). Tres años en los rossoneri, y luego el traslado a Liguria. Ese mismo año llegó Vicente Arnoni, que tuvo dos paréntesis con el Diavolo. El primer gran campeón, sin embargo, fue José Altafini, conocido en Brasil como “Mazzola”.
Con el Milan ganó dos campeonatos, pero sobre todo la primera Copa de Europa, donde fue la estrella absoluta: 14 goles en la competición, incluido el doblete en la final contra el Benfica. Ningún jugador del Milan lo haría mejor en una sola edición del torneo.
También jugó en aquella temporada triunfal su compatriota Dino Sani, un faro en el centro del campo que lo haría bien en tres temporadas. En 1965 y durante cinco temporadas, Angelo Sormani iluminaría San Siro, marcando 21 goles en su primer campeonato y ganando la Recopa en 1968, la Copa de Campeones y la Intercontinental en 1969.
- El regreso de los brasileños en los 90: Leonardo y Serginho
Con el cierre de fronteras tras el desastroso Mundial de 1966, no se verían más brasileños en el Milan hasta la década de 1990. Soñando con Zico en 1981, llegó en su lugar el escocés Joe Jordan. Apuntando primero a los ingleses y luego a los holandeses. Giovane Elber fue inscrito en 1991, pero el límite de extranjeros que podían ser inscritos primero y utilizados después hizo que sólo fuera formalmente jugador del Milan.
Hubo que esperar hasta el verano de 1997, con la llegada del brasileño André Cruz en un intercambio equitativo con el Inter, que recibió a Francesco Moriero. No fue una experiencia inolvidable. En la misma sesión de mercado, llegó Leonardo y con él la cosa fue decididamente mejor, viendo también la trayectoria posterior a su carrera que le vio mánager, entrenador y de nuevo mánager del Milan. El milenio termina con el ‘concorde’ Serginho, un jugador al que se vinculará con uno de los mejores momentos de la historia del club.
- “No más brasileños”. Después, el cambio
Verano de 2001, el director general Adriano Galliani anunció: “El Milan había decidido que no compraría más brasileños y, en general, sudamericanos”. La razón eran demasiados compromisos con sus respectivas selecciones nacionales. El Milan del nuevo milenio se había hecho con Dida, Roque Junior y Julio César, este último un auténtico espejismo. Galliani dio un auténtico giro de 180 grados cuando se le presentó la oportunidad de llevarse nada menos que a Rivaldo, año de gracia 2002, a coste cero.
- Los años dorados
Rivaldo no brilló, pero se proclamó campeón de Europa con el Milan en 2003, gracias en parte a las paradas de Dida, al penalti de Serginho y a que Roque Júnior se mantuvo estoicamente en el campo contra el Juventus incluso cuando estaba lesionado.
A partir de ahí, el Milan abrazó la causa brasileña, con gran éxito: llegaron Kaká, Pato, Ronaldinho, Thiago Silva. Incluso Ronaldo el Fenómeno, para compensar el fracaso de Ricardo Oliveira. Emerson, que ya había dado lo mejor de sí en la Roma y la Juventus, llegó unos años tarde.
- Robinho, el último destello
El último día del mercado de 2010 será recordado por la llegada de Zlatan Ibrahimovic, que llegó junto a Robinho. El brasileño tuvo una gran primera temporada que valió el Scudetto, pero no se repetiría en los años siguientes.
Idealmente, el vínculo con el brasileño terminó en 2012 con la salida de Thiago Silva. Siguieron jugadores que llegaron demasiado tarde (Alex), compras equivocadas (Luiz Adriano), meteoros (Ely, Gabriel, Duarte), talentos que explotaron en otros lugares (Paquetá).