La larga historia del derby (parte final)

El nuevo siglo trae consigo una gran novedad: el derbi de San Siro aterriza por primera vez en Europa. Se trata de un acontecimiento extraordinario que enloquece de alegría a toda una ciudad y que hace tambalearse a los jugadores y entrenadores del Milan y del Inter por la tensión y la responsabilidad que conlleva. Ocurrió en la temporada 2002-03, cuando los rossoneri de Carlo Ancelotti y los nerazzurri dirigidos por Héctor Cuper se retaron en la doble semifinal.

El que pase aterrizará en Manchester, Old Trafford, el Teatro de los Sueños, para jugar por el trofeo. El Milan salió vencedor, tras dos desafíos nada estéticos pero extremadamente reñidos: 0-0 en la ida y 1-1 en la vuelta. Y después, el Diavolo se proclamó campeón de Copa al superar en la final a la Juve de Lippi. Antes de este fascinante reto de la Liga de Campeones, sin embargo, hay que destacar un resultado sensacional: el 6-0 con el que el Milan goleó al Inter en el campeonato.

Es el 11 de mayo de 2001 y los nerazzurri, dirigidos en el banquillo por Marco Tardelli, se derrumban bajo los golpes de Comandini (dos goles), Shevchenko (dos goles), Giunti y Serginho. Para el Inter fue la noche de la vergüenza, y ésta sigue siendo la victoria con mayor diferencia de goles en un derbi. En la primera década del tercer milenio, el grupo de Ancelotti dominaba: Maldini y Nesta, Pirlo y Seedorf, Gattuso y Ambrosini, Shevchenko e Inzaghi, una banda de campeones que el técnico consiguió mantener unida superando los inevitables celos y, sobre todo, haciéndoles jugar bien.

Sí, porque el Milan de Carletto se distingue especialmente por su armoniosa maniobra que, sin embargo, no carece de esa pizca de mala leche competitiva siempre necesaria cuando se lucha a alto nivel. Prueba de ello fue el derbi del 21 de febrero de 2004. El Inter se escapó en la primera parte con goles de Stankovic y Cristiano Zanetti, creyó tener el partido, pero no contó con el hambre de gloria de los rossoneri.

Volvieron al campo tras el descanso y parecían transformados. La remontada fue una locura: Tomasson, Kaká y Seedorf sellaron una victoria que quedará para siempre en el recuerdo. Y al final de esa temporada llegará también el Scudetto para el Diavolo.

De 2006 a 2010, el Inter dominó en la liga y el Milan se centró sobre todo en la Liga de Campeones (una ganada en 2007 y otra perdida en la final de 2005). Los nerazzurri ganaron siete derbis de diez: un claro dominio que desembocó en la temporada mágica del Triplete, cuando el Inter de Mourinho ganó el Scudetto, la Liga de Campeones y la Coppa Italia. Hacer más es objetivamente imposible.

Uno recuerda, entre otros, los superpartidos de 2006-07 (4-3 para los nerazzurri en una remontada, en la primera parte) y 2009-10 (4-0 sin discusión con dominio absoluto certificado por los goles de Motta, Milito, Maicon y Stankovic). En esta primera década de los 2000, fue como si Milan e Inter se hubieran pasado el testigo mutuamente: maravillosos los rossoneri en la primera mitad, letales los nerazzurri en la segunda. Y el Milan terminó el periodo en lo más alto de Europa, motor del fútbol y de la economía del país.

Tras el gran golpe, como suele ocurrir, llega el periodo de vacas flacas. En la segunda década de los 2000, Inter y Milan no lograron ser tan dominantes como en el pasado. Los nerazzurri, cerrado el ciclo Mourinho, atravesaron momentos difíciles y cambios empresariales que inevitablemente afectaron a los resultados. El presidente Moratti vendió el club al indonesio Thohir y éste al chino Zhang.

En el terreno de juego, estas revoluciones se dejan sentir, las victorias no llegan, cada verano hay ilusiones con el mercado futbolístico y luego uno se ve obligado a abandonar los sueños y a enfrentarse a la realidad. El Milan también sufre no poco. Tras el Scudetto ganado por los rossoneri con Allegri en el banquillo e Ibrahimovic en el campo (2010-11), se produce un lento pero inexorable achicamiento.

El presidente Berlusconi ya no invierte tanto como antes, se buscan campeones a coste cero para llegar a fin de mes (empresa bastante ardua) y, al final, se vende el club. Mientras tanto, es la Juve, primero con Antonio Conte y luego con Massimiliano Allegri, quien lidera el campeonato. Milan e Inter flotan entre la zona Champions y la zona Europa League: parece que se ha vuelto a los tristes años 70. Pocas emociones, poca inversión, mucha confusión.

La sacudida, que en realidad es una re-sacudida, viene del Inter. En la temporada 2020-21, la post-Covid, de la mano de Antonio Conte, el equipo nerazzurro ganó el Scudetto. La victoria en el derbi en el partido de vuelta fue decisiva: un 3-0 con un super-Lukaku. En la ida, sin embargo, fue el Milan quien se impuso por 2-1 gracias a un doblete de Zlatan Ibrahimovic, el jugador más veterano en marcar en un derbi: 39 años y 14 días.

Un año después, siguen siendo los rossoneri quienes lo disfrutan: ganan el Scudetto por delante del Inter y el impulso para esta hazaña viene sobre todo de su éxito en el derbi de vuelta. Es 5 de febrero de 2022, los nerazzurri van ganando 1-0 (gol de Perisic), falta un cuarto de hora para el final y, de repente, cuando nadie lo espera porque los nerazzurri controlan totalmente el partido, Tor. En tres minutos marca un doblete, da la vuelta al resultado e inicia de la mejor manera posible el paseo que le llevará al título.

El último año y medio de derbi sólo tiene dos colores: el negro y el azul. Desde enero de 2023 hasta hoy, seis desafíos y seis victorias para el Inter. Testimonio de una superioridad técnica indiscutible. El Milan vive como una pesadilla la perspectiva de enfrentarse al equipo de Simone Inzaghi, y no podía ser de otra manera.

Los rossoneri se mantuvieron firmes al grito de alegría en septiembre de 2022, y luego la oscuridad. Es difícil comerse una serie tan negativa, que inevitablemente genera tensión, polémica, críticas. Uno se apresura a decir: hay que invertir el rumbo. Sí, pero ¿cómo?

La racha del Inter empieza en el extranjero. Concretamente, en Arabia Saudí. En el estadio de Riad, el 18 de enero de 2023, se disputará la final de la Supercopa de Italia. Y desde los primeros minutos está claro que no hay historia: el Inter domina, tiene hambre, quiere el trofeo a toda costa, también para responder al Scudetto perdido de mala manera en la primavera de 2022. Dimarco abrió las danzas a los diez minutos, Dzeko dobló y, en la segunda parte, Lautaro Martínez cerró la cuenta. Un 3-0 seco que abre grietas en los planes rossoneri.

Es a partir de este momento cuando los caminos del Inter y del Milan se bifurcan: los nerazzurri en constante crecimiento, los rossoneri en declive. Certifica esta tendencia el desafío del 5 de febrero de 2023, en San Siro: 1-0 para el Inter en el campeonato. Y luego, también en esa primavera de 2023, está la doble cita de la Liga de Campeones. San Siro se viste de gala para las semifinales, la ciudad bulle de entusiasmo. En una semana, el presente y el futuro están en juego.

Y el Inter de Inzaghi se lo llevó todo: ganó 2-0 en la ida con goles de Dzeko y Mkhitaryan, seguidos de una lluvia de ocasiones y una gestión perfecta del partido. En la vuelta, los rossoneri de Pioli necesitaban una hazaña, necesitaban sobre todo encontrarse a sí mismos. No pueden, porque los nerazzurri son feroces en su agresividad y el Milan es frágil, demasiado frágil.

Acaba 1-0 para el Inter, con gol de Lautaro, y los chicos de Inzaghi vuelan a la final, donde perderán contra el City de Guardiola. Los dos últimos desafíos de la Serie A, en la liga 2023-24, se condensan en números: Inter 7, Milan 2. Estas son las cifras de goles marcados.

El 16 de septiembre de 2023, los nerazzurri sepultaron a sus rivales bajo una lluvia de goles que humilló al Diavolo: empezaron con Mkhitaryan, siguieron con Thuram, luego otra vez con Mkhitaryan, después el penalti de Calhanoglu y en la final Frattesi. Entre medias, como detalle, el gol de Leao. El Inter es el amo del Milan.

Y también lo demostró el 22 de abril de 2024, cuando triunfó en el derbi con goles de Acerbi y Thuram, y el sello de Tomori no sirvió de nada. Aquel 2-1 selló definitivamente el 20º Scudetto de los nerazzurri: un éxito ganado ante un rival histórico vale aún más.