El cabezazo afilado de Álvaro Morata fue lo mejor sobre el césped en el Milan-Lecce. Morata, más que en duda hasta la tarde, apareció con el pelo rapado y a los 37 minutos transformó en gol con la cabeza un lanzamiento de falta de Theo Hernández. No fue un gol, fue la puerta a una nueva dimensión: el Milan dejó de sufrir y en exactamente cuatro minutos y medio, desde el minuto 37:47 hasta el 42:17, marcó dos goles más.
El segundo fue un gran zurdazo de Theo Hernández, el tercero un desvío de Pulisic, quizá el peor hasta el momento: 3-0 en 270 segundos, el tiempo de una canción. Así acabó todo, en una gran tarde rossonera al final del verano. Los milanistas, acostumbrados a sufrir, como mucho a ganar con un Gabbia in extremis, disfrutan de una hora de cánticos del Sud y miran la clasificación: el Milan es primero en la tabla por una noche, a la par que el Torino. No ocurría desde el 20 de octubre de 2023, han pasado 343 días.
Dos imágenes, antes de hablar del partido. Morata exultó con sus hijos en la banda, con todo el equipo abrazándole: teniendo en cuenta el complejo verano, es un bonito mensaje. Theo, por su parte, señaló a Leao entre celebraciones, como hizo con Venezia. Como diciendo: ‘mi gol es gracias a él’. Tiene razón: la asistencia de Rafa es especial, un gran zurdazo con la vuelta para ennoblecer la elección de Fonseca de darle el brazalete (y la impresión es que, en este Milan, veremos varios capitanes durante la temporada).
El partido está todo en esos cinco minutos, que merecen un relato dedicado. En primer lugar, hay que decir que el Lecce salió mejor que el Milan al principio del partido: presente, bien posicionado, con un 4-5-1 sin que el balón hiciera aguas. El Milan, en los primeros 37 minutos, nunca chutó y asumió riesgos. A los 4 minutos, disparo de Dorgu. A los 11 minutos, parada de Maignan ante Krstovic. Otros 10 minutos: disparo de Gallo. Entonces pasa algo.
El Milan revivió, hacia la media hora tuvo dos medias ocasiones y en el minuto 37 se puso en modo Real Madrid. Tan cínicos como siempre. Primer gol: libre directo de Theo desde la izquierda, Morata se anticipa al cabezazo de Krstovic y la pone por encima de las manos de Falcone. Segundo gol: gran balón desde la izquierda de Leao para Theo, que quema a Tete Morente y, dentro del área, chuta por debajo del travesaño. Tercer gol: recuperación por alto, Morata encuentra a Abraham, que primero da en el poste y luego chuta por encima de Falcone. En el rechace, el balón se estrella en Baschirotto y acaba para Pulisic, que da las gracias y se va exultante.
El Milan con 3-0 al descanso nunca está sereno, pero el Lecce no tiene a Gerrard y esto no es Estambul. Fonseca puede pensar entonces en Xabi Alonso, que marcó en Estambul y esperará al Milan el martes en Leverkusen. Morata y Theo salieron pronto, y también Jovic y Bartesaghi, que fue expulsado a 10 minutos del final: roja directa por una entrada en plancha sobre Banda (pero poco se habla que tocó balón y el VAR ni palabra dijo).
Maignan sólo arriesgó un poco con dos disparos de Rebic y Ramadani (más un poste de Banda en el tiempo añadido), pero el Milan estuvo cerca del cuarto gol con un centro de Loftus-Cheek que dio en el larguero y en el final también lo intentó con Leao: rechace de Falcone.
En resumen, ¿todos contentos menos Bartesaghi? Sí, pero dos más que los demás. Morata, ante los 71.000 espectadores de San Siro, marcó un gol de mucho peso. A las 22.15 sostenía una bolsa de hielo -no es una gran señal, tras la bursitis en la rodilla derecha-, pero el pronóstico es fácil: estará el martes en Leverkusen.
Theo ha sido el mejor, ha marcado y dado asistencias, sobre todo ha llegado a 29 goles en la Liga A con la camiseta del Milan. Se unió a Paolo Maldini y ni siquiera él, cuando fue a convencerle en aquel café de Ibiza, se lo podía imaginar.