En diciembre, con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas, el Milan se encontró expuesto. Cuando marcaban con facilidad, se quejaban de una defensa demasiado frágil; ahora que tras el muro que sostiene, son incapaces de romper la resistencia del rival. Si Fonseca tira de la manta por delante, deja expuesta a la defensa. Si se cierra atrás, acaba sin soluciones en ataque. El mercado de verano no ha ayudado a cubrir los parches ni a alargar la lista de posibilidades a disposición del técnico.
Por el contrario, si nos fijamos en la defensa, las intervenciones fueron costosas, pero demasiado disfuncionales. Se suponía que el gran físico de Pavlovic garantizaba la solidez, el aire de tipo duro que devolvía la mala leche competitiva a todo el departamento. El serbio de Salzburgo debía formar pareja con Tomori: juntos combinaban músculo y velocidad, sobre el papel la mezcla adecuada. ¿Quiénes son en cambio los titulares de hoy? Gabbia y Thiaw, los dos más jóvenes.
El último de Pavlovic como titular fue a principios de noviembre en Cagliari: tres goles rossoneri encajados. El debut -aunque con dos goles más encajados en Parma- había sido alentador. En el intento posterior de restablecer el departamento y levantar el muro, demasiado inestable ante los adversarios, Fonseca experimentó con distintas soluciones hasta llegar a la que hoy le mantiene más seguro.
Tímido El maratón de verano Londres-Milán para Emerson Royal había llegado a su fin: el brasileño, tras una larga carrera, había llegado al club rossonero. En San Siro apenas recuperó su sprint, al igual que en los partidos fuera de casa. La capacidad ofensiva que Fonseca reconoce en él sigue frenada.
Emerson es un jugador de campo demasiado tímido en la fase ofensiva: no marca y no da asistencias, rara vez es autor de buenos centros. Fue el primer blanco del estadio: la afición rossonera es exigente y el ex jugador del Tottenham no estuvo a la altura de las expectativas. Los abucheos, sin embargo, no le desanimaron, al contrario. En los últimos partidos se le ha visto por fin más relajado: necesitará una prueba a partir del partido fuera de casa en Verona.
Donde el Milan necesitará ganar. Y para ello se necesitan nuevos goles. En el entrenamiento de ayer, Fonseca volvió a probar con Morata y Abraham, a pesar de la mala pareja de los últimos partidos. El tercer delantero, Camarda, lucha por hacerse un hueco. Mientras, adelante con los dos delanteros experimentados. Álvaro tuvo su mejor temporada goleadora la pasada campaña en el Madrid, con quince goles en Liga (como en la 2016-2017): está claro que no es un delantero de veinte goles por Liga.
Pero tampoco es un delantero que coja el balón y desperdicie la mejor ocasión del Milan-Génova en el larguero, como ocurrió el pasado domingo. Es cierto que Morata cumple una doble función: delantero y rematador ofensivo. Si quisiera, también triple, por la energía que gasta en recuperar y ayudar a la defensa. Pero bajo palos suele ser impreciso y sus goles decisivos en la Serie A han sido demasiado escasos hasta ahora: el gol contra el Torino que inició la remontada del equipo para el 2-2 final.
El primero de los tres goles contra el Lecce contribuyó a romper el equilibrio. El mismo escenario contra el Empoli. Y luego el gol en Atalanta, pero inútil para el resultado. Demasiado poco. Y la misma modesta contribución puede atribuirse a Abraham. Dos goles en liga: el de penalti en el 4-0 al Venezia y el 2-3 al Cagliari, una ventaja que luego anularon los rossoblù. Un gol del que ya ha pasado más de un mes. Mejor en la Liga de Campeones, con goles recientes en el Slovan y el Estrella Roja. Tammy llegó cedido gratis por la Roma, Morata capitán de España campeona de Europa costó 13 millones del Atlético de Madrid.
Con Emerson, el Milan y el Tottenham se encontraron en 14 millones, cuatro más para asegurarse a Pavlovic, que era demandado por otros clubes extranjeros. No son tanto las cifras del mercado las que están fuera de lugar: no hay sobrevaloraciones, sino rendimientos por debajo de lo esperado. Ad Furlani ha avalado las elecciones, pero pertenecen al área deportiva: Moncada se encarga de proponer una serie de opciones al entrenador, éste las pone en orden de preferencia.
Y luego está Ibrahimovic, que se encarga de todo y más aún del área técnica. Si el equipo necesitaba otras características, le correspondía a él -un hombre de campo como pocos- corregir el rumbo. Hoy sigue siendo Zlatan quien habla de Ismael Bennacer como principal refuerzo invernal…
En cambio, la compra más cara del verano está colmando todas las expectativas, tanto técnicas como económicas: Youssouf Fofana. El francés ex del Múnich es el segundo jugador con más movimientos de la plantilla, teniendo en cuenta todas las competiciones (1.696 minutos sobre el terreno de juego, Reijnders, que le supera, está en 1.698) y Rafa Leao acaba de sacarle brillo a su bota tras su gran asistencia contra el Estrella Roja. Así que Fofana crea, pone, defiende, protege a la defensa, permite a Reijnders encajar y a Rafa lucirse. Está por todo el campo, pero está solo. Y el Milan permanece descubierto.
TERCEROS EN TOTAL DE SALARIOS: OCTAVOS EN LIGA
El dinero no entra en el campo. Aunque a menudo ayuda a ganar. Si nos detenemos en la pura teoría, gastar más debería permitir tener mejores jugadores y, por tanto, obtener resultados. Con esta lógica, el Milan de hoy -tercero en la masa salarial de la Serie A y octavo en la clasificación- está definitivamente fuera de la liga. Enfrente tiene a equipos como el Atalanta, el Nápoles, el Lazio, la Fiorentina e incluso el Bolonia, que gastan menos, en algunos casos mucho menos que los rossoneri.
Sería fácil señalar con el dedo a Paulo Fonseca, el entrenador que no está haciendo pagar a la plantilla lo que le cuesta al club. Aunque hay que señalar que el técnico portugués no está en el Top 4 de los mejor pagados de Italia (Inzaghi y Conte ganan más del doble que él, pero Motta y Gasperini también tienen sueldos más altos).
En resumen, si el teorema de “vales lo que cuestas” fuera siempre correcto, cabría preguntarse por qué el Milan tiene un entrenador con un salario inferior al de sus colegas de los otros grandes. ¿La respuesta? Aparte de las consideraciones técnicas (Ibrahimovic ha reiterado a menudo que la elección de Fonseca es ante todo una elección de campo), no hay que olvidar que cuando se eligió a Fonseca, los rossoneri aún tenían a Pioli en nómina. Además de Origi (4 millones netos al año) y Ballo-Touré, oficialmente fuera de la plantilla, pero aún en nómina.
Anomalía sí, pero… En resumen, es bueno preguntarse cómo se gasta el dinero. La historia de la Serie A, incluso en los últimos dos o tres años, está llena de casos especiales. Por decirlo sin rodeos, si sólo la nómina saliera al campo, el Atalanta (y ahora el Bolonia) nunca habría tenido que jugar la Liga de Campeones, el Nápoles de Spalletti y el Milan de Pioli nunca habrían ganado el Scudetto, y la Juve habría sido dueña de la liga en las últimas temporadas, como en las nueve anteriores. El fútbol, sin embargo, no funciona así. La planificación, la serenidad y el sentimiento son factores que afectan a los equipos al menos tanto como el talento y la táctica. Y que en el Milan actual hay algo que no cuadra parece evidente.
El mercado de verano, por ejemplo, no cubrió algunas lagunas de la plantilla. No hay lateral izquierdo aparte de Theo Hernández -el joven Jiménez, lateral derecho por naturaleza, fue utilizado con provecho por primera vez esta temporada el pasado domingo contra el Génova, mientras que Terracciano es un jugador adaptado- y con la lesión de Bennacer el centro del campo rossonero se ha encontrado decididamente corto, hasta el punto de que Fonseca se ha visto obligado a pedir horas extras a Fofana y Reijnders, la pareja titular que nunca descansa.
Para la forma de jugar del portugués, pues, no existe una alternativa similar a Pulisic como trequartista, y no es casualidad que en el último partido contra el Génova, el joven Liberali (promoción de 2007) debutara en ese papel. Incluso éstas son anomalías para un club con la tercera masa salarial más alta de la Serie A.
MILAN-ROMA EN LA COPA DE ITALIA
Tras el 4-1 de la Roma a la Sampdoria, el Milan ya conoce a su rival para los cuartos de final de la Copa Italia: los rossoneri se enfrentarán a los giallorossi de Ranieri en San Siro. La fecha, que se jugará en febrero, aún está por decidir. Los dos equipos también se enfrentarán a finales de mes, el 29 de diciembre en San Siro, en la Serie A: será el último partido en casa del Milan en 2024.