
Alessandro Costacurta ha pasado más de 20 años en el club rossonero, con una media de más de un trofeo por temporada, aunque también ha vivido algunos (breves) momentos difíciles. Ha convivido con entrenadores duros y con otros más complacientes. El Milan de hoy ha llegado al final de un ciclo, dos años después del Scudetto, y busca al heredero de Pioli.
Billy, ¿la protesta de San Siro es más justa o poco generosa?
“Poco generosa. El segundo puesto, por detrás de un equipo que corrió tanto como el Inter, sigue siendo un buen resultado. Se puso por detrás del Atalanta, la nueva Roma, la Juve. Una certeza que debe volver a levantar la cabeza”.
¿Mostró el último derby un Inter demasiado fuerte?
“La verdadera debilidad la vi en el doble desafío con la Roma. En los dos partidos en Europa me sorprendió la actitud del equipo, poco consciente de lo que se iba a jugar y que es la posibilidad de cambiar la temporada. Entonces sospecho que ocurrió algo entre el equipo y el entrenador que precipitó la relación. Los resultados lo demostrarían: antes de esos partidos, el Milan había ganado siete seguidos, después sólo lo hizo contra el Cagliari. Antes y después el espíritu era diferente, algo debió romperse”.
¿Soluciones para después de Pioli?
“Me quedaría con un buen italiano, con experiencia internacional. Básicamente uno entre Conte y De Zerbi. Tengo poco que añadir sobre Conte, pienso diferente sobre De Zerbi de lo que piensa Capello. Ambos tienen personalidad y mala leche, trasladan sus ideas y su espíritu. Me gustan los entrenadores así, por eso no estoy en contra de Conceiçao. Lopetegui, en cambio, no los veía muy bien dentro del vestuario. Me gustan los entrenadores así, con calidad de juego y carácter duro, como era el propio Capello: cuando se enfadaba, volaban las patadas a las bolsas”.
La protesta sigue estando más dirigida al club: una invitación a construir un equipo cada vez más ambicioso. ¿Una petición legítima?
“Soy una persona paciente, creo que se necesita tiempo para comprender las verdaderas intenciones. En cierto modo, el silencio puede ser una estrategia: no anuncian al nuevo entrenador por miedo a perderlo. O como cuando dicen que las decisiones se toman en común: sí, pero al final ¿quién manda realmente? Al mismo tiempo, no creo que haya que decirlo todo, pero llamar pirata a Cardinale es cruel. No hay más que ver su historia, cómo nació y en qué se ha convertido. Ante él, me quito el sombrero y le felicito, y luego empiezas a hablar”.
De hecho, la candidatura de Lopetegui se desvaneció tras conocerse la noticia….
“La afición tiene que soñar, ya sea con un nuevo entrenador o con grandes jugadores. Sin embargo, si están convencidos de la elección, tienen que tener la fuerza para seguir adelante. Los aficionados son, con razón, apasionados, pero luego hace falta racionalidad. Y repito, tenemos que acostumbrarnos a la forma de comunicar de un propietario americano, que es diferente a la nuestra”.
Hablando de expectativas, ¿cuántos fichajes hay que esperar para recuperar al Inter?
“Uno por departamento creo que estará bien, aunque sobre el papel los equipos nunca hayan ganado nada. Está la prueba del campo y el año que viene puede ser diferente”.
¿Para el Milan?
“Más para el Inter. Siempre es difícil repetir una gran racha, la motivación puede no ser la misma. Y si este año han dejado la Liga de Campeones en un segundo plano, y han podido creer más en ella, el año que viene tendrán que reivindicarse en Europa. Además, tendrán el Mundial de Clubes: con tantos compromisos, la temporada se complica”.
En conclusión, ¿esperaba alguna señal más de Ibra?
“Podría haber sido más incisivo o haber salido un poco más. Pero lo que pasa en el vestuario no se sabe necesariamente… y que yo sepa, en un par de ocasiones se hizo oír. En la tele oía hablar a menudo a los segundas líneas y nunca a jugadores con personalidad como Maignan o Leao. El propio Zlatan podría empujarlos a asumir responsabilidades en público. O presentarse él mismo: Y ya sabéis que cuando Ibra habla, nunca salen cosas triviales…”.