
WALTER DE VECCHI
El scudetto de la estrella fue en los años 70 la gran quimera del Milan. Los rossoneri, que llenaron su museo con la Copa de Italia y la Recopa de Europa, estaban parados en nueve scudettos, el último en la temporada 1967/68.
La fatal Verona dejó una marca indeleble en la piel milanista. Pero solo al final de la década siguiente el Milan consiguió la victoria. Bajo el mandato de Nils Liedholm, los rossoneri empezaron la temporada 1978/79 el camino correcto que les llevó a lo más alto de la tabla, seguidos por el sorprendente Perugia de Ilario Castagner y del Inter de Eugenio Bersellini.
En marzo, los rossoneri tuvieron una caída física debido a las lesiones, perdiendo puntos en la tabla. El Inter corrió veloz y llegó al derby del 18 de marzo de 1979 sobre las alas del entusiasmo de una remontada que habría sido letal para sus eternos rivales.
Y esa fecha podía ser el mejor momento para darle el golpe de gracia al Milan. El Inter tomó de la mano el partido, pero Altobelli falló el penalty del posible 1-0, con Albertosi que lo despejó. Pero es solo cuestión de tiempo, porque primero Oriali y luego Altobelli llevaron al Inter a ponerse 2-0 en el marcador.
El Milan estaba contra las cuerdas, pero se vivieron 12 minutos de leyenda con un insólito protagonista: Walter De Vecchi. El ex-centrocampista recuerda los momentos previos al doblete interista: “Nos miramos a la cara e intentamos hacer lo que luego hicimos. Ni nos dimos cuenta de la carrera desenfrenada de Bersellini que fue a celebrarlo bajo la Curva Norte tras el gol de Altobelli junto a sus jugadores. Nos dimos cuenta solo revisando el minuto 90′”.
Tras poner el balón en el centro, llegó el primero de los dos goles donde De Vecchi entraría en la historia milanista: “El primero fue una astuta jugada de Capello. Yo era especialista en las faltas con toque y remate, donde él, tras la falta pitada sobre Bigon, tocó rápidamente el balón y yo rematé directo sorprendiendo a la barrera y a Bordon”.
“El gol del 2-2 fue una liberación. Honestamente no entendí nada, empecé a correr hacia nuestra mitad del campo con Albertosi que me paró y luego llegaron los demás. Creo que si no me llegan a parar, lo hubiera celebrado en el hipódromo!”.
“Pero mientras nosotros estábamos celebrándolo, el Inter ya había puesto en movimiento el balón y Nils tuvo que llamar al orden, viendo que estábamos en el 90′”.
El partido acabó 2-2 y Liedholm, tras suspirar de alivio se dirigió a De Vecchi (todavía incrédulo), como solo Il Barone podía hacer: “Mira Walter, si el partido llega a durar 10 minutos más, hubieras hecho el tanto del 2-3. Nils era un gran hombre. Hizo un trabajo tremendo con un equipo joven donde estaban Baresi (titular por primera vez esa temporada con 18 años), Collovati, Novellino, pero también gente con mucha experiencia como Bigon, Capello aparte obviamente de Gianni Rivera, pero estaba en su parte final de la carrera”.
El recuperar ese marcador tuvo un gran significado para el Milan: “Era un partido fundamental para nosotros, porque no jugamos bien ante la Juventus en la anterior jornada. El Inter si llega a ganar ese derby, se habría metido en la lucha por el scudetto y no nos podíamos permitir el lujo de llegar a perder ese encuentro”.
Y a 41 años de distancia, hay quien lo para por la calle y le recuerda ese doblete: “Es algo extraño. Ha pasado tanto tiempo, pero muchos milanistas de esa época, cuando se cruzan conmigo, me recuerdan esos dos goles al Inter. Mi hijo de vez en cuando me hace volver a ver aquellas imágenes de ese encuentro”.
LA DEDICATORIA A NEREO ROCCO
El 20 de febrero de 1979, a la edad de 67 años, se apagó Nereo Rocco a causa de una enfermedad que le llevó a la muerte en el Hospital Mayor de Trieste. La victoria del 10º scudetto fue dedicada a él que, en la anterior temporada, alcanzó el récord de presencias en el banquillo rossonero.

CUANDO RIVERA CONVENCIÓ AL PÚBLICO
El 6 de mayo de 1979, en San Siro hay ambiente de fiesta. Al Milan le bastaba un punto ante el Bolonia para tener seguro el scudetto de la estrella. Pero había demasiada gente en el estadio, donde se posicionaban en lo que es hoy el segundo anillo naranja.
Se creó una posible situación de peligro y Gianni Rivera tomó de la mano la situación. Se fue al centro del campo, con el Presidente Colombo a su lado, pronunciando el famoso discurso: “Os lo pedimos por favor, dentro de diez minutos el árbitro suspenderá el encuentro y habremos perdido”.
“Aparte hay grandes responsabilidades en esta tesitura. Si no se van del anillo inferior, no se podrá iniciar el partido”. Los hinchas se marcharon de las zonas peligrosas y el partido se jugó como de costumbre. Dos horas después, hubo la invasión de campo para festejar la consecución de la estrella.
De Vecchi lo recuerda: “Gianni fue un grande convenciendo a la gente”. Y al final, fue fiesta para todos.