El plan anti-Nápoles

Ves Napoli y… marcas. Si te llamas Stefano Pioli ese es tu lema, y retomando el hilo no está nada mal. La afirmación surge de los hechos: desde que el Milan está en manos de Pioli, cada viaje al Maradona ha sido un éxito: desde el espectacular 2-2 de julio de 2020, cuando tras el primer encierro los jóvenes diablos se habían floreado con paso de Scudetto, hasta el 3-1 de cuatro meses después, en el que Pioli, frenado por Covid, teledirigió a los suyos hacia un 3-1 fulgurante, pasando por el 1-0 del año pasado, una etapa de Scudetto firmada por Giroud y el primer éxito de Pioli en su carrera contra Spalletti.

La colección también es valiosa porque alumbra una luz que el Milan de 2023 ha perdido: la continuidad. El Maradona muestra el camino: del 1-0 del año pasado surgió un Diavolo regular e inexpugnable, capaz de ganar 8 de los 10 partidos siguientes y encajar sólo 2 goles. Hoy, el equilibrio de fuerzas ha cambiado radicalmente -hay 23 puntos entre ambos equipos-, y también el del Milan, que vuelve a crujir entre Fiorentina, Salernitana y Udinese. Nunca como esta vez, para respetar la tradición, Pioli tendrá que diseñar un Milan perfecto: se necesita una proeza.

El Milan que derrotó al Nápoles en 2022 era un equipo compacto y decidido. “Habíamos empezado a hablar del Scudetto desde el primer día de entrenamiento”, cuenta Pioli, y esa convicción afloraba en cada jugada. Al Milan de hoy le cuesta mantener el balón: el planteamiento erróneo es una de las constantes de la temporada.

Pioli ha sacrificado a alguien en nombre de la continuidad, como a Kjaer: “Con el Tottenham fue quizá mi mejor partido tras la lesión, pero no he vuelto a jugar y estoy decepcionado”. Hace un año Kjaer no estaba porque se había roto la rodilla. Ahora que Kalulu ha parado debido a una lesión en el sóleo de la pantorrilla derecha (estará de baja al menos diez días), el sabio puede volver a ocupar su lugar, si Thiaw lo permite.

Junto a él, Tomori, que se quedó en Milanello durante el descanso al no ser tenido en cuenta por Southgate, el seleccionador inglés. Como Díaz (no convocado por De la Fuente, ex entrenador de la selección española sub 21, que le conoce bien) y Calabria, penalizado por las lesiones este año: convertir la decepción de los tres en energía positiva es el reto de Pioli.

Pioli completó los movimientos de Spalletti con un 4-1-4-1 en el que uno de los tres centrales se situó en la línea de mediapuntas. El domingo podríamos volver a ver una versión actualizada de aquel Milan: una defensa de cuatro y un centro del campo reforzado por Krunic junto a Tonali y Bennacer.

Es la manera de encontrar imprevisibilidad sin perder solidez: Leao ‘ancho’ recompondría la cadena de la izquierda con Theo (siempre listo para desviarse hacia el centro y construir), mientras que dos centrocampistas se vestirían de delanteros gracias a las inserciones.

La certeza En la delantera, sin embargo, no hay sorpresas: Giroud era y sigue siendo la referencia rossonera en la zona. Fue en Nápoles donde el francés marcó su primer gol lejos de San Siro: en la 2022-23 su único tanto a domicilio fue contra la Samp en septiembre.

La historia puede y debe repetirse, esperan en el Milan. Entre otras cosas, porque la presencia de Ibrahimovic dentro de cinco días no está nada asegurada. Ayer Zlatan, renqueante, ni siquiera estuvo en el banquillo con Suecia contra Azerbaiyán.