La nueva jerarquía de centrales

Desde hace algunos meses, la defensa del Milán parece una capa de hielo al final del invierno. Basta caminar sobre él para escuchar diferentes crujidos, a veces imperceptibles y otras incluso más fuertes. Lo bonito es que hace un par de años fue el buque insignia del piolismo, el secreto de volver a la Champions después de siete años y sobre todo del Scudetto conquistado en 2022.

Menos el año pasado, donde entre errores individuales y la ausencia de Maignan, muchas veces acabó desmoronándose. Los rossoneri terminaron la temporada con 43 goles encajados en la Serie A – séptima “mejor” defensa junto con la Fiorentina -, doce más que el año anterior. A veces el hielo se ha roto. El más positivo de los centrales fue sin duda Malick Thiaw, que llegó como un semidesconocido procedente del Schalke y rápidamente se convirtió en la nueva columna de Pioli.

El alemán le robó el puesto a Kalulu, consiguió sus primeras convocatorias con la selección nacional y debutó en Bolonia como titular. Ahora el centro en quien confiar es él, junto con Tomori. Después de todo, a Malick –cuyo nombre significa “Rey”– le gustaba Pierre Kalulu hace dos años. Y Pioli espera que Marco Pellegrino siga los pasos de sus compañeros del departamento.

Él también fue barato, él también llegó como quinto central, él también es el último en la jerarquía. Pero la historia reciente de Milán ha demostrado que las predicciones a menudo están distorsionadas. Pellegrino llegó a San Siro por 3 millones de euros, lucirá el dorsal 31 y tiene pasado como tenista. Parece que era bueno, uno de esos argentinos predestinados en tierra batida, tanto que con 8 años estaba dividido entre la raqueta y las botas.

Al final optó: “Me gustaba el tenis, pero el fútbol me daba emociones únicas”. Entonces espacio para la “pelota”. El año pasado disputó 17 partidos de Primera División con Platense, marcando un gol. Conquistó la camiseta titular en poco tiempo y luego se ganó irse al Milan.

Las primeras veces, como ya pasó con Thiaw y Kalulu, verán el campo de lejos, al margen, sólo para ser utilizados en rotaciones. El francés se impuso en una tarde en Génova tras una noche en Praga disputada con guantes, mientras Malick hechizó a San Siro al frenar a Kane en la Liga de Campeones. Cuestión de tiempo. Pellegrino tendrá mucho por delante.

De momento la jerarquía es clara: en el centro están Tomori y Thiaw, luego Kalulu y Kjaer. Pellegrino es el quinto central. No hay dudas en las bandas, el capitán Calabria y Theo, con Florenzi como comodín y tal vez un lateral de bajo coste al que arponear al final del mercado. Ballo-Touré está de baja, no participó en la gira junto con los demás jugadores que no cuentan (Origi y Lazetic, este último ya cedido).

Mención aparte merece Simon Kjaer. Siempre ha sido fundamental para Pioli, a menudo le confió las llaves de la defensa, pero hacia el final de la temporada pasada -tras un malentendido en la Liga de Campeones durante una sustitución- casi nunca volvió a jugar: dos banquillos seguidos contra Juventus y Verona, sólo 9′ en San Siro con la Sampdoria. En Bolonia disputó un par de minutos al final.

Actualmente es cuarto central, va para los 35 años, su contrato vence en junio de 2024 y a este ritmo no renovará. También es curioso el caso de Kalulu, que en Dall’Ara se arriesgó a regalar un gol al Bolonia por un pase equivocado en un disparo exterior de la portería. Perdonado. Ahora tendrá que luchar para recuperar su lugar. No será fácil.