
Gerry Cardinale asintiendo con una comprensible expresión de alegría tras el gol de Pulisic permanecerá en la iconografía rossonera de la temporada. Queriendo simplificarlo a la americana: wow. El efecto wow porque su compatriota Christian ha sido hasta ahora, junto a Reijnders, el emblema del mercado 2023 del Diavolo. Un mercado que, a diferencia de hace un año, ha despegado de inmediato.
Ha despegado porque la calidad media de los recién llegados es decididamente superior a la del verano de 2022, lo que ha permitido a Pioli incluir de inmediato una importante tajada. Pulisic es el emblema porque está marcando cada vez que pisa el terreno de juego. Dos goles en dos partidos ya le han permitido mejorar la temporada pasada -oscura e insatisfactoria-, en la que se había quedado en un solo tanto en un total de treinta partidos con el Chelsea.
Los últimos años en Londres han sido laboriosos para el capitán de la selección estadounidense. Primero el tobillo, luego la rodilla. Largos parones, en plena temporada, el tipo de molestias que matan la continuidad y bajan el rendimiento de todo un año. Un “currículum” médico que, de hecho, había sido uno de los puntos de interrogación cuando Via Aldo Rossi se planteó una operación que habría costado unos 20 millones.
El Milan, sin embargo, ha optado por ‘jugársela’ más de una vez en los últimos tiempos. Lo hizo con Tomori, con Kalulu y con Thiaw, por ejemplo, aunque en el caso de Pulisic la base de partida era muy diferente. Cristiano ya era un jugador de élite: sólo había que ponerle en situación de encontrarse a sí mismo. Y así está siendo. No hay más que verle trabajar para comprender la ligereza mental -incluso antes que la física- con la que el estadounidense salta finalmente al campo.
Y cuando la cabeza está despejada, el hombre salta con mucha más facilidad. Pasó en Bolonia, volvió a pasar con el Torino. Cristiano el omnipresente: jugador exterior derecho en pura teoría, fantasioso de amplio recorrido en la práctica.
Basta con mirar de nuevo los dos goles: tanto en el Dall’Ara como en San Siro fueron generados por inserciones centrales porque Pulisic no tiene miedo de chocar contra las paredes: cuando la pierna está ahí -y la pierna, absolutamente, está ahí- esas paredes se pueden saltar. Con Toro hizo dos tercios del trabajo, iniciando la acción -perfectamente jugada por Loftus-Cheek- y finalizándola como un libro de texto táctico en el segundo palo.
Pulisic es la representación práctica del concepto que Pioli repite una y otra vez: cuentan la interpretación y la posición, no el sistema de juego. Cristiano es una especie de trequartista no declarado, aunque le guste estar por detrás del punta, como señaló al principio de la temporada: “Por ahora he jugado a menudo por la derecha, pero con el entrenador también hemos estudiado otras posiciones.
Hay un diálogo abierto sobre cuál será mi posición en el campo. Seguro que también habrá oportunidades de jugar como trequartista. Basta con volver a ver la acción en el minuto 13 de la segunda parte para entender lo que le gusta hacer, y cómo lo hace: uno-dos con Leao, avance central, uno-dos con Giroud, seis (6…) jugadores del Torino llevados en volandas y luego un disparo mal ejecutado, alto por encima del travesaño.
Pero, error final aparte, fue una jugada dinámica que el Milan antes que él no tenía. No por el centro. No con la frecuencia que ofrecía este chaval de 24 años del que el Borussia Dortmund primero, y el Chelsea después, se habían enamorado perdidamente. Los Blues habían pagado 64 millones por él.
Cristiano es el compañero que todo delantero centro desearía tener. Porque sus jugadas (casi) nunca son un fin en sí mismas, sino en pos del delantero. No es casualidad que, hace algún tiempo, Giroud dijera de él: “Es un gran nombre, nos ayudaría.
Es ese tipo de jugador con grandes aptitudes, con gran talento. Nuestro entendimiento en el campo era muy bueno, sabíamos encontrarnos”. Recuerdos londinenses que ahora vuelven a la realidad. Mientras tanto, Pulisic rumia goles, asistencias y fútbol bonito. Gol en el debut en San Siro, gol en el debut en San Siro, con gran naturalidad. Cardinal, desde arriba, observa y asiente.
SE ABRE LA CESIÓN DE ORIGI
Según informa Sky Sport, el Milan ha abierto la puerta al traspaso de Divock Origi en calidad de cedido con opción de compra. Hay dos clubes italianos sobre el jugador: Udinese y Torino, siendo los granata los que tienen ventaja para llevar al delantero belga a Turín.
Los rossoneri, sin embargo, no quieren contribuir al pago del salario del jugador. El ex jugador del Liverpool, de hecho, ha quedado al margen del proyecto del entrenador Stefano Pioli.
SAELEMAEKERS QUIERE IRSE AL BOLONIA
Parecía una pista desvanecida y en cambio la operación anticipada hace varios días que podría llevar a Alexis Saelemaekers al Bolonia ha renacido y está en marcha. El belga ha aceptado el traspaso a la corte de Thiago Motta (que hoy pasará su 41 cumpleaños en Casteldebole intentando desbloquear el mercado junto a sus directivos).
Pero el Milan aún no se ha decidido por el sí total y definitivo porque no está del todo convencido de la fórmula propuesta: el Bolonia (aún extremadamente enfadado por el arbitraje de Di Bello en el Stadium) pide una cesión con derecho de rescate, el Milan ya ha puesto al jugador en la lista de transferibles pero quiere una cuota de ‘parking’ y probablemente un rescate seguro y elevado a final de temporada. Detalles importantes de los que también se hablará hoy. La alternativa sigue siendo Cade Cowell (extremo de 19 años de San José).