El Milan está tratando de cerrar por el mediocampista Fofana, después de haber asegurado a Morata, y sigue persiguiendo a Pavlovic. Operaciones compartibles siempre que hayan sido acordadas con el entrenador. Los rossoneros necesitaban ciertamente algunos elementos para completar los departamentos, pero la regla sigue siendo que, si crees que ganarás comprando solo jugadores, estás en un mal camino. Los equipos no se hacen juntando figuras, sino dando una identidad, un estilo, un juego a todo el grupo. Eso es lo que espero de Fonseca. Atalanta ha ganado la Europa League este año sin gastar cifras estratosféricas: es la prueba de que el trabajo y las ideas, a la larga, siempre pagan.
Creo que contratar a Morata, obviamente si es un deseo de Fonseca (pero creo que no puede haber dudas sobre eso…), fue una muy buena jugada. El español es un centro delantero vivaz, que se mueve mucho en todo el frente, que conoce el fútbol italiano y, sobre todo, que sabe lo que hay que hacer para ganar. Puede ser importante en el campo y en el vestuario, dada su experiencia a nivel internacional: no debemos olvidar que es el capitán de España que acaba de ganar el título europeo. Me parece que el Milan está trabajando sin prisa para asegurarse a los jugadores que ha puesto bajo observación.
Ya lo he dicho en otras ocasiones: no pretendo juzgar a Fonseca basándome sólo en sus últimas temporadas. Espero que cumpla con el papel que le han asignado. Una tarea de gran responsabilidad, porque entrenar al Milan es una tarea difícil, que da un gran prestigio y al mismo tiempo requiere el máximo compromiso. El consejo que puedo dar a los directivos es que sigan las indicaciones del técnico en el mercado. Los rossoneros tienen que poner en su casa elementos confiables y funcionales para el juego que Fonseca quiere desarrollar. Reitero los dos adjetivos, para que no haya equivocación: fiables y funcionales. Si falta una de esas cualidades, entonces no está bien.
Lo importante es que Fonseca, en este período de negociaciones, no cierre los ojos y no se conforme con lo que le lleven: sería un error muy grave. Tiene que vigilar y, si es necesario (pero espero que no lo sea), apuntar los pies. El objetivo más importante, para el Milan, es tener un juego. Y un juego solo se consigue si tienes ideas y si tienes a los intérpretes adecuados para desarrollarlo. Un ejemplo de mi propia experiencia: cuando llegué a Milán y miré a los ojos a Tassotti, Maldini, Baresi, Ancelotti, Filippo Galli, me dije que podríamos construir algo grande. Como jugadores, supe de lo que eran capaces, pero en ese momento, en el primer contacto, los conocí como hombres y me transmitieron seriedad y seguridad.
Se pregunta, y los aficionados tienen razón en preguntarse, si el Milan ya está listo para intentar escalar hacia el escudete. Soy sincero: creo que el Inter está un poco más adelante, porque acaba de ganar el título y porque trabaja con el mismo entrenador y con el mismo equipo desde hace tres años. Sin embargo, estoy convencido de que si los rossoneros hacen las cosas bien, entonces tendrán la oportunidad de saltar los límites y lograr algo extraordinario. Lo hicimos así: mi Milan, que en el campeonato anterior había llegado quinto en la clasificación, ganó el título en su primer intento. Y luego la Copa de Campeones, la Copa Intercontinental y así sucesivamente… Los proyectos siempre deben ser ambiciosos.
El aspecto fundamental es que el trabajo tenga su punto fuerte en el club, desde el club las ideas y la filosofía deben transmitirse al entrenador y al equipo. Ningún egoísmo, todos en el campo en nombre de la colectividad. Esa es la regla si quieres llegar lejos. Los aficionados del Milan exigen mucho porque han tenido mucho: han visto un gran juego con el firmante, con Capello, con Ancelotti y con otros técnicos. Es lógico que quieran volver a recorrer el camino de la gloria y el nuevo equipo de Fonseca tiene el deber de garantizar espectáculo y emociones.