
Paulo Fonseca es un hombre del club: “Estamos con él”, reafirmó el Director General Furlani hace dos días. Y Fonseca también tiene a sus hombres, jugadores que pueden ayudarle a resurgir. Hombros anchos a los que el técnico se aferrará en su intento de resurgir: al no poder contar con Theo y Leao, al menos todavía, el técnico necesita otros aliados. El primero es Álvaro Morata, que pronto acudirá al rescate.
Si no juega contra el Venecia, una elección posiblemente dictada por la prudencia, estará contra el Liverpool en la Liga de Campeones (una copa que Álvaro ha ganado dos veces con el Real, pero sin protagonismo) y luego en el derby (el Inter se convertirá entonces en el rival más enfrentado de su carrera): Álvaro está dispuesto a poner sus goles y su experiencia al servicio de la causa. No será el único.
El problema del gol existe, pero más que el ataque, lo que preocupa es la defensa. Seis goles encajados en los tres primeros partidos de liga y, sin embargo, entre los fieles de Fonseca ya están Emerson y Pavlovic. Por el brasileño el primero en apostar fue el entrenador: lo quería en el Milan y lo consiguió. Y en el Olímpico, para él, volcó la jerarquía de la banda derecha: fuera el capitán Calabria, dentro Emerson.
El entrenador le aprecia por su propensión ofensiva, decisiva para lo que es, o debería ser, su proyecto técnico. Emerson no correspondió con una gran actuación en el estadio del Lazio, pero a instancias del entrenador, por una vez, estuvo más a la defensiva. Ahora está listo para acelerar por la derecha: probablemente jugará contra el Venezia, para recuperar velocidad, y luego correrá también en la Liga de Campeones y en el derbi. En el Milan pensado en verano está ahí: querido por el entrenador.
La paradoja es que, mientras tanto, la defensa se ha reforzado con los músculos de Pavlovic, que se ha convertido rápidamente en insustituible. Sin él, el déficit contra el Parma podría haber sido aún mayor. Para ayudar a Fonseca, el serbio también se lanzó al ataque: fue su gol el que selló la primera ventaja rossonera en Roma.
Existe un precedente propicio: Pavlovic se ha enfrentado dos veces al Inter, y no ha desfigurado ni contra Lautaro ni contra Thuram. La defensa tiembla, pero Pavlovic es el único que puede devolverle la solidez. Como recién llegado, se ha convertido en el único pilar del departamento: Thiaw, Gabbia, pero también Tomori, vienen después.
El ataque rossonero se encontró con un único superviviente. Morata lesionado, Jovic en la banda, Chukwueze que apagó la luz encendida en pretemporada y Leao apático ante el Parma, castigado con el último banquillo, y protagonizando la distancia en el descanso más que por el gol del 2-2 en el Olímpico. El que siempre ha estado ahí es Christian Pulisic, que ha dicho siempre sí al entrenador: listo para jugar contra el Torino como central trequartista, o de nuevo como exterior derecho contra el Parma y el Lazio.
Devolvió la confianza de Fonseca con ganas de cambiar de rol, pero también con un gol y una asistencia. Y a la espera del mejor Morata, y sobre todo del mejor Leao, seguirá siendo el líder al que confiar las esperanzas del ataque.
EL EXTRAÑO VERANO DE JOVIC
El que está llegando a su fin ha sido, en efecto, un verano muy peculiar para Luka Jovic, que en pocas semanas ha pasado de confirmarse y renovar con el Milan a no figurar en la lista de la UEFA del Diavolo para la Liga de Campeones 2024/25. En medio estuvo también el nombramiento como vicemorata, pero al final del mercado llegó Tammy Abraham, que efectivamente le robó el puesto y lo degradó en las jerarquías de Paulo Fonseca.
Así lo informa esta mañana Tuttosport, que señala que Jovic no participó en el último partido fuera de casa contra el Lazio debido a un problema físico, pero en realidad también había razones de mercado detrás de su exclusión. Al final, las negociaciones no llegaron a buen puerto, por lo que el serbio parece destinado a permanecer en Milanello al menos hasta enero, cuando se reabra el mercado. Estos días, el nuevo número 9 milanés está en la selección nacional junto a su compañero Pavlovic, pero Serbia no puede ser su único pensamiento en estos momentos.
Seguro que Jovic está meditando qué hacer, porque todavía hay un mercado abierto, el de Turquía, que de hecho es la única vía de escape que le queda. Es cierto que el martes el técnico rossonero Giorgio Furlani declaró que el Milan tiene tres delanteros centro porque hay muchos partidos y se necesitan muchos jugadores (y goles), pero el serbio corre el peligro real de encontrar muy pocos minutos de juego, dado que Morata y Abraham son las primeras opciones de Fonseca. El mercado turco está abierto hasta el 13 de septiembre, de lo contrario el ex jugador del Real Madrid y de la Fiorentina tendrá que revolver mucho para esperar encontrar algún hueco en el campo.