¿Cómo se sale de este ambiente tóxico?

Empecemos con una suposición: la elección de la foto de Pulisic no tiene nada que ver, como individuo, con los problemas escritos en el título. Al contrario. Chris es una de las pocas luces de este último periodo. Pero lo cierto es que de momentos tan complicados no salimos como individuos, sino como un grupo unido y cohesionado: equipo, entrenador, directiva, club y afición deben volver a hablar el mismo idioma.

Escribimos esto porque a estas alturas el entorno de Milán es tóxico en todos sus componentes. Esto no es una acusación contra nadie, sino una observación. Hay muchas cosas, algunas pequeñas, otras grandes, que juntas crean un vórtice de toxicidad y negatividad que probablemente te haga ver aún más negro de lo que es en realidad el panorama general.

Milan-Liverpool, el primer partido de Liga de Campeones de la temporada, el único grande europeo en casa, y San Siro no agota las entradas: anoche hubo “sólo” 59.826 espectadores. Ni siquiera 60.000 aficionados para el que podría ser el único encuentro de Liga de Campeones para los rossoneri en la temporada. Precios elevados, dificultades logísticas por la ubicación del partido entre semana, proximidad del derby… Lo cierto es que cuando no se agotan las entradas para el Milan-Liverpool (y los precios estaban en línea con los del Milan-PSG del año pasado) significa que algo falla definitivamente.

Y, efectivamente, la desconexión entre afición y equipo que comenzó al final de la temporada pasada continúa: ante la enésima decepción futbolística, la Curva Sud perdió la paciencia. Primero unos minutos de silencio, luego fuertes silbidos y cánticos inequívocos como“Sacad las pelotas” y“Nos habéis roto las pelotas“. El ambiente estaba caldeado, cargado y a punto de estallar, lo que chocó hasta el extremo con la “fórmula del espectáculo a la americana” adoptada esta temporada por el Milan en la previa del partido y en el descanso.

Por segunda vez este año, tras el partido inaugural contra el Torino, al final de la primera parte nos encontramos con el equipo en desventaja y con un equipo de animación que intenta involucrar a los espectadores de las gradas, evidentemente tensos y molestos por lo que ocurre en el campo, con bailes y animaciones de estadio de béisbol. Sólo que aquí, aunque Milán está espléndidamente contaminada por tantas culturas culinarias diferentes, el perrito caliente no se pega y la salamella sigue siendo sagrada. El riesgo de falta de afecto, cuando se trata al aficionado como un número y un cliente, es muy alto.

También hay desapego en el comportamiento de algunos jugadores y del equipo, ya que Leao, tras el‘ingenuo’ motín de ayer en el Lazio-Milán al pitido final, dejó que sus compañeros se llevaran los silbidos, merecidos, de la Curva Sud, mientras él corría inmediatamente a los vestuarios. Lógico que estuviera de mal humor tras una actuación poco memorable en una noche en la que estaba llamado a marcar la diferencia, pero ser un equipo también significa hacer cosas a regañadientes por el bien común. Siendo pues el momento el que es, hay que evitar prestar el lado y otros posibles puntos de apoyo para ir a meter el dedo en la llaga.

Es tóxico el siparietto inicial entre Boban e Ibrahimovic, ambos evidentemente víctimas de sus caracteres. Dejando a un lado a Boban, que ya no forma parte del Milan tras sus tristes elecciones sobre Giampaolo y al haber atacado hace años en la prensa al excelente Gazidis, Ibrahimovic vuelve a hacer de las suyas como directivo.

El papel de machote podía estar bien cuando aún era futbolista y tenía la posibilidad directa de impactar en el campo, cosa que a menudo conseguía hacer muy bien, pero como directivo el tono debe ser totalmente distinto: es el cargo que ocupa el que lo requiere, más allá de los tristes resultados del equipo del que actualmente es garante y “jefe”. Las metáforas sobre dioses, leones y gatitos pueden ser simpáticas para los que estos días empiezan quinto de primaria, para todos los demás no son más que frases un tanto embarazosas y fuera de lugar.

El empecinamiento de varias personalidades televisivas con Paulo Fonseca también es tóxico: los resultados y las cuestiones futbolísticas son criticables, pero el entrenador portugués sigue siendo un profesional serio que nunca ha faltado al respeto a nadie. Tratarle como a un calzonazos, a pesar de su amargura y frustración por lo que se ve en el campo, no honra a nadie y sólo contribuye a exacerbar el tono del discurso sobre el Milan.

Por último, una reflexión amarga. En las últimas temporadas éste ha sido un equipo que siempre ha mostrado diversas limitaciones y defectos, a menudo los mismos, pero que en el momento del gran partido o de la gran ocasión siempre ha dado algún coletazo importante, alguna sacudida que de alguna manera podía dar esperanzas. Anoche, en el Milan-Liverpool de la Liga de Campeones disputado en San Siro, ni siquiera hubo eso.

Tras un excelente comienzo, el equipo se derritió ante las primeras corrientes adversas, manteniéndose en un electroencefalograma plano durante los 90 minutos. No hubo forma de sacudirse, ni con los silbidos, ni con la protesta de la Curva, ni con el orgullo de llevar esta camiseta en un escenario que a lo largo de los años ha contribuido a construir la gloriosa historia del club. Probablemente, de las muchas cosas que fallan, este electroencefalograma plano es la más preocupante.

EDIN TERZIC EL SUSTITUTO DE PAULO FONSECA

Zlatan Ibrahimovic ya busca nuevo entrenador para sustituir a Paulo Fonseca, y el primero en la lista está Edin Terzic, ex-entrenador del Borussia Dortmund. El alemán, tras su excelente experiencia con los gialloneri culminada con la derrota en la final de la Liga de Campeones del año pasado ante el Real Madrid, estaría, por tanto, entre las primeras opciones de los rossoneri en caso de destitución de Paulo Fonseca. El derby del domingo, en ese sentido, será más decisivo que nunca.