El movimiento en el último día de negociaciones fue un poco como el dardo final de Gabbia en el derbi: un ganador. El anuncio de Abraham a los rossoneri se produjo a las 21.50 del 30 de agosto, dos horas después de que el mercado pitara el triple final. El gol de la victoria contra el Inter llegó en el minuto 89: un minuto más de recuperación desde la vuelta al vestuario.
El hilo conductor es Tammy: el quinto y último fichaje del mercado rossonero, el primer gran cambio en la alineación titular para el derbi. Con él fue otro Milan: no en vano, cuando el equipo corrió a abrazar a Gabbia, él aún estaba en el campo. Morata ya estaba sentado en el banquillo y Leao acababa de ser sustituido.
La nueva referencia del ataque rossonero es Abraham: Morata se sacrifica por él como trequartista, dejándole dueño del área. Sacrificio es también lo que Tammy ofreció a cambio a sus compañeros y a su entrenador: en el derbi mantuvo ocupados a los defensas rivales y dio apoyo a los suyos.
Abraham no se limita a vigilar su propia área, sino que está en muchas otras zonas del campo: ataca y defiende, según la premisa tan apreciada por el entrenador. Quien tras el derbi reconoció sus méritos: “Aporta una energía diferente al equipo. Una chispa que ahora hay que alimentar: Tammy también estará en el campo en la próxima jornada de liga.
La última versión del Milan se ha convertido así en la mejor, un modelo a imitar: contra el Lecce estará Abraham. El empuje ofensivo dejó la defensa demasiado descubierta al principio: y de hecho los goles encajados frenaron las ambiciones del inicio de temporada.
Tras ordenar el equipo con Fofana protegiendo la línea y Tammy con Morata por delante, Fonseca ha recuperado el equilibrio: la manta ya no es corta. Maignan está seguro, y el ataque sigue caliente con los dos delanteros. Abraham y Morata: parecía que uno tendría que descartar al otro, pero en lugar de eso trabajan en tándem. Si Álvaro era la garantía, Tammy fue la sorpresa.
En los rossoneri Abraham ya ha igualado la cuenta de goles de su última temporada en la Roma: uno. Con la camiseta del Milan firmó el hat-trick de penalti contra el Venezia, en los giallorossi había marcado contra el Nápoles tras meses comprometido por una lesión en la rodilla izquierda.
En liga, con el Milan, estuvo 183 minutos sobre el terreno de juego, en su última temporada en el Roma había alcanzado los 241 minutos en total. “Estoy aquí para demostrar que he vuelto”. Las primeras pistas cuando tomó el relevo en el Olímpico, contra el Venezia y el Inter, la prueba definitiva de su nueva fiabilidad.
Otros rastros esparcidos aquí y allá: Tammy, que llegó a Milán para visitar y firmar el último día de mercado, se había marchado a Roma unas horas más tarde. Viajó de ida y vuelta para estar disponible para el Lazio-Milán. Inmediatamente dispuesto al sacrificio: habiendo entrado a la carrera, había servido a Leao la asistencia del gol del empate.
Y en la final había estado a punto de marcar el gol de la victoria. Señales más que suficientes para la reconfirmación contra el Venezia: un penalti provocado y pateado con éxito por Pulisic. Otro penalti, esta vez marcado directamente. Abraham no era el lanzador del equipo, pero sus compañeros (de Pulisic a Theo) le habían dejado a cargo.
Aquí llegamos al otro punto. Tammy no es sólo una referencia táctica, sino un compañero muy querido por todo el grupo. Un hombre de equipo, dentro y fuera del campo. Entrenadores y jugadores aprecian su espíritu, que se refleja en su amabilidad y disponibilidad. Abraham sonríe a sus compañeros y gruñe a los rivales, una doble cara que agrada.
Soleado y consciente, incluso más allá del minuto 90: en las celebraciones del derbi fue Tammy quien contuvo a Leao y Fofana. Rafa había arrancado del campo uno de los banderines de córner con el logotipo del Inter y, con la camiseta de Fofana puesta, había empezado a ondearlo al cielo.
SAN SIRO SE QUEDA SIN FINAL DE CHAMPIONS EN 2027
Un nuevo capítulo deshonroso en la saga de San Siro: esta vez ni el Milan ni el Inter tienen nada que ver, y tampoco las historias de proyectos, demoliciones y renovaciones. Aunque también éstas son causas de lo que la Uefa decidió y anunció ayer: el estadio de San Siro no acogerá la final de la Liga de Campeones en 2027, como estaba previsto. La Gazzetta dello Sport dedica hoy un artículo en profundidad al tema y titula: ‘San Siro rechazado’.
En la Gazzetta se lee: “Todavía hay demasiadas incertidumbres sobre el futuro del Meazza, que podría estar en obras en 2027. El Olímpico es ahora una hipótesis muy sólida”. Como sustituto de la Scala del Calcio, de hecho, la FIGC quiere proponer el Olímpico de Roma. En la nota de la federación se hace referencia precisamente a la incapacidad del ayuntamiento de Milán para garantizar que el estadio no tendrá obras en el momento de la fase final de 2027. Y ahora también hay riesgo para la Eurocopa de 2032, para la que, evidentemente, San Siro es uno de los estadios designados para albergar los partidos.
SASSUOLO-MILAN EN LA COPA DE ITALIA
La vuelta de la Copa Italia entre el Lecce y el Sassuolo se decantó del lado de los neroverdi, que ganaron 2-0 con un gol en cada tiempo: Muharemović y D’Andrea decidieron. Los emilianos se enfrentarán así al Milan en los octavos de final, previstos para principios o mediados de diciembre de 2024.
Derrota para los salentinos, que este viernes se verán las caras en San Siro con el Milan (20:45). Recientes salidas para olvidar de los giallorossi: primero el empate cedido ante el Parma en la segunda parte, ahora la derrota en la Copa Italia.