Las blancas mueven y pierden en cinco jugadas. Paulo Fonseca en el Bernabéu se metió al Real y a Ancelotti en el bolsillo, un acontecimiento que incluso los mejores necesitan una o dos veces en la vida. Una hazaña francamente inesperada, facilitada por un Real censurador pero merecida al 100%. Así que, en primer lugar, aplausos: a Fonseca, a todos los jugadores, a quienes trabajaron con ellos entre bastidores. Luego, tratemos de entender cómo se produjo el Real Madrid-Milán 1-3. Jaque mate en cinco movimientos.
Fonseca realizó una jugada especial: Musah quinto defensa por la derecha para doblar a Vinicius, que puede no haber ganado el Balón de Oro, pero sigue siendo digno de un tratamiento dedicado. El Milan defendió con cinco, pero no es el número de hombres lo que cuenta, sino la actitud. Fonseca mantuvo a menudo la línea alta, defendiendo el centro para evitar filtrar pases y hombres entre líneas, como había hecho contra el Inter, a costa de descubrir las bandas.
Sobre todo, consiguió tener un Milan compacto, a menudo apretado en 20 metros, con las tres líneas (defensas, centrocampistas, delanteros) muy juntas. Esto marcó la diferencia: muy juntos te ayudas, defiendes mejor y, cuando se recupera el balón, sales mejor de la primera presión. Todo lo contrario de lo que ocurrió en Parma. A Arrigo Sacchi, en la tele, le debió encantar.
Las tres imágenes siguientes son un manifiesto. Primera imagen: Rafa Leao va a defender en su área, con la actitud de un lateral. Segunda: ve que Theo está fuera de posición, lee la situación y vuelve para ayudar. Tercero: es incluso el último hombre en una línea defensiva de siete hombres. El significado es claro, Leao en Madrid decidió el partido con dos jugadas pero también se sacrificó, ayudó al equipo.
No fue perfecto, pero hizo un gran partido y dejó coleccionables inéditos: el giro del número 9 para el gol de Morata; el cabezazo que obligó a Lunin a hacer un milagro; esos desmarques de fuera a campo completo.
Eso sí: no fue obvio, ni fácil. Después de los tres banquillos en cuatro partidos, habría sido fácil deprimirse, dar excusas, bajar la intensidad. En cambio, se vio a Leao concentrado sólo en el campo, presente para sí mismo y, finalmente, feliz por una asistencia. Como le gusta a él, que de niño miraba más a Xavi e Iniesta que a los grandes números 9.
El Milan con el balón mostró el estilo de Fonseca. El Madrid tuvo más el balón (57%), pero el Milan lo gestionó mucho mejor. Fútbol posicional, gran gestión del balón, control del ritmo. Con el Milan en posesión, Theo subía a la izquierda, Pulisic apretaba hacia el centro, Morata bajaba para ayudar a la posesión, Musah jugaba a menudo en el centro y otras veces de extremo.
El resultado fue una estructura ordenada, con referencias claras -Fofana y Reijnders fueron inestimables por delante de la defensa- y la libertad justa para improvisar. El Milan perdió a veces el balón y sufrió las reanudaciones del Real, pero casi siempre controló muy bien el juego.
Fonseca, en el Bernabéu, habló de Morata: ‘Lo importante no es el gol, sino cómo trabaja para el equipo, cómo crea dudas en los equipos contrarios’. Y en Monza, que no fue la mejor noche de Álvaro, volvió sobre el tema: ‘Lo que hizo fue magnífico, fue el hombre del partido en todo momento’. En el jaque mate a Ancelotti, Morata fue fundamental.
Es muy inteligente, tiene técnica, está acostumbrado a los grandes escenarios. En el Milan actual baja mucho, de un 9 atípico pasa a ser a menudo un 10 más. Puede hacer mil cosas y, por eso, se vuelve difícil de predecir. Cuando salió, no es de extrañar que el Milan pasara más apuros. PD: Morata en Bratislava no estará por descalificación, no es una gran noticia.
La última jugada es un caso en sí mismo: los tiros libres. El Milan está marcando mucho esta temporada de córner y de falta, porque tiene centrales peligrosos (Thiaw ayer, primero Pavlovic y obviamente Gabbia, que marcó el gol de su vida de falta) y jugadores de calidad: Pulisic, Theo, Reijnders.
Llama la atención que Fonseca opte a menudo por la misma solución: córner sacado dentro del área pequeña, Morata atacando el primer palo, los centrales saltando detrás de él. ¿Le recuerda esto a algo? Sí, el gol de Thiaw llegó por ahí. Mientras las defensas no encuentren contramedidas… ¿para qué cambiar?