Paulo Fonseca y Thiago Motta, tras 12 jornadas de una carrera paralela (aunque el portugués con una jornada menos), se enfrentan. Será el sábado en San Siro. Ambos han recibido un mandato casi idéntico: romper con el pasado, renovar y devolver al Milan y a la Juventus a la cima. Este duelo en el Meazza sirve como un certificado de progreso en sus proyectos. Hagamos de “curiosos” y echemos un vistazo a estos dos “obras en construcción”.
Idea de juego
Fonseca ha reducido la verticalidad de Pioli e impuesto un estilo de juego más basado en la posesión. En su habitual 4-2-3-1, Reijnders organiza y acompaña la acción, dejando a Fofana proteger la defensa. Pulisic, si juega como extremo en el tridente, tiende a centralizarse como un mediapunta para conectar, algo que también puede hacer un delantero como Morata, como se vio en el derby.
En la fase defensiva, Fonseca suele presionar con cuatro atacantes (4-2-4), una táctica que le permitió complicar la salida de balón del Inter. Thiago Motta, por su parte, dejó clara su revolución en las primeras dos jornadas de la Serie A, con victorias por 3-0 frente a Como y Verona. Especialmente en el Bentegodi, se evidenció el contraste con la Juventus del pasado, que retrocedía al perder el balón.
En Verona, Locatelli robó un balón en la zona de tres cuartos y Yildiz asistió a Vlahovic para marcar. La nueva Juve defendía corriendo hacia adelante y atacaba en bloque. Thiago apostó inmediatamente por jóvenes como Mbangula, Savona y Cabal… porque la historia enseña que son los jóvenes quienes hacen las revoluciones: tienen más sueños, hambre de futuro y menos miedo.
Sin embargo, esos cuatro cazadores de balones en ataque han generado problemas en las transiciones, comenzando por la derrota en Parma, donde el Milan fue superado por los contragolpes de Pecchia. En la gloriosa noche de Madrid, Fonseca encontró el equilibrio perfecto utilizando a Musah como un quinto defensor para contener a Vinicius. Pero el técnico portugués se niega a replicar esta estrategia porque aspira a un Milan dominante. La búsqueda del equilibrio táctico y el mejor esquema defensivo continúa. Pavlovic no ha resultado ser la roca defensiva que parecía en verano, y la lesión de Gabbia ha afectado la concentración y solidez del equipo.
El Milan ha recibido el doble de goles que la Juve (14 frente a 7), a pesar de haber jugado un partido menos. Para mantener la mejor defensa del campeonato, Thiago ha pagado un precio: moderar parcialmente su revolución. Rara vez se ha vuelto a ver la presión ofensiva del Bentegodi. Los tres empates consecutivos 0-0 (Roma, Empoli, Napoli) reflejaron una frenada brusca. Para evitar exponerse a los contragolpes, Thiago ha adoptado una construcción más elaborada, un “posesión preventiva” que resta profundidad y suministro rápido a Vlahovic y Yildiz, quienes necesitan espacios.
La Juventus tiene solo el quinto mejor ataque del campeonato (10 goles menos que el Atalanta). Thiago, acostumbrado en Bolonia a no enfrentar defensas cerradas, ahora se enfrenta a esta situación constantemente. Con extremos ofensivos como Yildiz y Conceiçao y un Koopmeiners como mediapunta, debe aprender a surtir mejor a su delantero centro, quien además está en riesgo tras una lesión reciente con su selección. Pero también Dusan necesita mejorar.
Fonseca ha roto el tabú del derby tras dos años y seis derrotas: no es poca cosa. Ha contribuido al crecimiento de Reijnders, quien hoy es el mejor jugador del campeonato. Ha tomado riesgos, como la prolongada suplencia de Leao, que, no obstante, ha devuelto la mejor versión del portugués (Madrid, Cagliari, selección). Además de la solidez defensiva, pese a la gran pérdida de Bremer, y de dar valor a muchos jóvenes, Thiago puede presumir de haber inculcado ética en su equipo, demostrado en remontadas memorables como la de Leipzig y en San Siro, cuando, perdiendo 2-4, parecía al borde del abismo interista. Yildiz fue clave para levantarlo. Una Juve con alma de acero.
Balance
En términos de resultados, Thiago lo está haciendo mejor. Con un equipo joven y renovado, y habiendo recibido poco de sus fichajes estrella (Koopmeiners, Douglas Luiz), tiene 7 puntos en la Champions, como el City, y es el único invicto en la Serie A, a 2 puntos del líder. Fonseca, con un partido menos, ve al Napoli a 8 puntos de distancia y necesita aprovechar las últimas 4 jornadas de la Champions, tras perder 2 partidos, para no fallar en alcanzar los octavos.
La temporada del Milan se resume en nobles victorias contra el Inter y el Real Madrid, pero también en demasiadas decepciones contra equipos de nivel medio-bajo debido a la falta de equilibrio y motivación. Thiago, quien ha traído resultados, juventud y nueva alegría técnica tras tres años de oscuridad, disfruta de mayor empatía con el equipo y mejor respaldo de la afición en comparación con Fonseca, quien ha enfrentado críticas por tensiones con jugadores como Rafa y Theo. Sin embargo, ambos tienen la misma necesidad desesperada de ganar este sábado en San Siro para dar un giro a su futuro.