Pavlovic no puede jugar con Tomori

Quién sabe qué habría pasado si David Strelec hubiera pensado más en marcar que en alegrarse por dentro antes de que entrara el balón, cuando se encontró chutando sin portero. El minuto 14.23 del Slovan de Bratislava-Milán fue emblemático: el ex delantero del Spezia se aprovechó de otra amnesia defensiva rossonera, quedó cara a cara con Maignan, lo eludió y disparó a puerta vacía.

Todo parecía hecho para la ventaja de los eslovacos. Y en su lugar apareció Strahinja Pavlovic, el hombre de los milagros, que con un perentorio resbalón sacó el balón de la portería, salvando al Milan de una desventaja que habría cambiado por completo el curso del partido, que fue desbloqueado en el minuto 21 por Pulisic. No era la primera vez que el defensa serbio realizaba intervenciones similares. Este año ya ocurrió contra el Parma y el Lazio.

Strahinja Pavlovic es un individualista. Un jugador que se exalta maximizando sus cualidades: velocidad, agresividad, recuperaciones en todo el campo y juego aéreo. Componentes que, sin embargo, no se mezclan con la forma de defender de Fonseca, que en muchas situaciones exige mantener la línea alta. Comprado para ser titular, Pavlovic se encontró en pocos meses con que era la última opción de Fonseca.

Junto con Tomori, forman la peor pareja de centrales en cuanto a media de goles encajados en un partido (2,25). En Bratislava, Fonseca volvió a emparejarlos por cuarta vez esta temporada. La última aparición de ambos como titulares había sido contra el Liverpool a mediados de septiembre. En 360 minutos encajaron nada menos que nueve goles. Traducido: con ellos atrás, el Milan hace aguas.

A pesar de las muchas dificultades para adaptarse al fútbol italiano, Pavlovic ha sido apreciado esta temporada por algunas sensacionales intervenciones individuales. En Roma, contra el Lazio, salvó un gol ya hecho de Dia con un resbalón sobre la línea. Contra el Parma, eludió un despeje pero, en la misma acción, lo compensó con una intervención por detrás sobre Man que se dirigía a portería. En Bratislava, impidió que Strelec marcara el gol de la victoria. Tres pistas hacen una prueba: Pavlovic es el hombre de las salvadas.

Repasando su carrera encontramos otros episodios similares. El año pasado en San Siro contra el Inter de Milán, con la camiseta del Salzburgo, se anticipó al cabezazo de Frattesi y le impidió un fácil remate. También en la misma ronda de la Liga de Campeones 2023-24, contra el Benfica, Pavlovic detuvo un disparo sin peligro de Tengstedt.

En 2022, en el empate de Stamford Bridge contra el Chelsea, se inmoló sobre Aubameyang, que ya anticipaba el gol. En febrero pasado, contra el Sturm Graz, le quitó el balón de los pies a Boving, que se disponía a depositarlo en la portería tras saltar por encima del portero. La misma dinámica que Strelec. En un Serbia-Jamaica de 2021, salvó la progresión en solitario de Gray con un deslizamiento.

El mejor compañero de Pavlovic en el pabellón es Malick Thiaw. Juntos en cuatro ocasiones para una media de 1,25 goles encajados por partido. Sin contar a Gabbia: el serbio sólo jugó con él en la victoria por 4-0 en San Siro contra el Venezia. El italiano es el mejor central del Milan en cuanto a fiabilidad y rendimiento.

No es casualidad que Tomori también rinda mejor a su lado (1 gol encajado de media cada 90 minutos en cinco partidos). Un central que, por el contrario, juegue junto a Pavlovic tiene más problemas. La (dolorosa) victoria en Bratislava no hizo sino confirmar la teoría, y ahora Pavlovic tendrá que recuperar la confianza de Fonseca. Los deslices para salvar resultados ya no son suficientes.