Me pregunto si Samuel Chukwueze habrá oído hablar alguna vez del Gyro Drop, una de las atracciones más famosas del mundo que sube y baja a una velocidad increíble. Pues bien, su año y medio en el AC Milan puede describirse exactamente así. Una astilla salvaje que alterna grandes actuaciones con meses con pocos destellos y mucha confusión. Traducido: en busca de continuidad.
La que el centrocampista nigeriano parecía haber encontrado en verano, hasta el punto de que Fonseca pensó en desplazar a Pulisic al centro para dejarle a cargo de la banda derecha. El experimento, sin embargo, duró demasiado poco. Ahora, tras las últimas buenas actuaciones, la esperanza es que el nigeriano mantenga el ritmo sin volver a perderse.
Anoche en San Siro parecía el de julio y agosto. O al del Villarreal, cuando marcaba y daba asistencias una y otra vez, libre de obligaciones defensivas y tácticas. Contra el Sassuolo, Chukwueze fue el mejor sobre el campo, marcando dos goles en diez minutos y pareciendo inexpugnable para la maltrecha defensa neroverde. Un huracán golpeó San Siro y al equipo de Fabio Grosso. Pero aún es pronto para alegrarse. Por supuesto, a Fonseca le vendría bien un jugador de campo de su talento en este estado de forma.
Contra el Sassuolo, Chuku logró su primer doblete con los rossoneri. Que esto sea señal de un reinicio. En un inicio de temporada en el que, en lo que va de liga, sólo ha marcado contra el Udinese (resultando decisivo en la victoria), eso sí, siendo titular en seis ocasiones y sumando 545 minutos. Sólo un gol, es poco. El año pasado marcó tres, con tres asistencias, en 28 partidos. Entre lesiones, dificultades de aclimatación y un mes perdido por la Copa Africana de Naciones.
Sin duda, se espera más de él esta temporada. Samuel, por tanto, es alguien que siempre ha exigido responsabilidad. Incluso el año pasado, cuando se habló de su posible traspaso, siempre respondió con seguridad: “El Milan ha invertido tanto en mí, que siento la responsabilidad de hacerlo bien”. También lo reiteró en verano. Y ha tratado de demostrarlo sobre el terreno de juego, apuntando al hombre y arriesgando a menudo la jugada (promedia 5,30 acciones de ataque creadas por partido y más del 50% de regates completados).
El doblete de Samuel también debe analizarse desde una perspectiva táctica. En efecto, su regreso al centro del tablero de Fonseca permitiría a Pulisic centrar y actuar como trequartista. El nigeriano, por tanto, valdría como un nuevo fichaje y sería sin duda una baza. Entre otras cosas, porque poco a poco parece adaptarse cada vez más a las exigencias de Fonseca, que también demanda trabajo defensivo y de rebote exterior. No es exactamente a lo que estaba acostumbrado en España. Tiempo al tiempo.
Anoche, Chukwueze marcó por partida doble: primero se coló por detrás de la defensa verdinegra y, diez minutos más tarde, se coló en el área y remató en el segundo palo. Destellos del verdadero Samu. El que le dijo en verano que quería ver a Fonseca. “Quiero al Chukwueze del Villarreal”. Hará falta calma y confianza, la que él siempre ha pedido, consciente de que tiene que asumir riesgos y responsabilidades.
En este primer año y medio su actuación ha sido similar a la del cielo de marzo: muchas nubes, algunos destellos de luz, aunque repentinos e incalculables. Ahora ha llegado el momento de que salga el sol. El mismo que azotó Baltimore este verano, donde vimos al verdadero Chuku. Fonseca espera volver a verlo.