La crisis del Milan y la desaparición de Theo

En los mejores momentos de la temporada del Milan, sin duda encontrará proezas de Theo Hernández. Y de gran calidad. Pero este año enfurecen a los aficionados en lugar de entusiasmarlos. Porque, al subrayar la fuerza del jugador, hacen aún más inexplicables las largas pausas en el rendimiento y los agujeros defensivos, que mientras tanto forman una pila así de alta.

Por no hablar de las polémicas más o menos abiertas con el nuevo entrenador, las descalificaciones, las críticas al seleccionador francés, las actitudes en el campo que a veces parecen irritantes… El mejor lateral ofensivo de los últimos 15-20 años del fútbol italiano (valorado por nuestra liga y por el AC Milan) nunca se ha vuelto loco por la fase defensiva, es bien sabido.

Sólo se exalta cerca del área contraria. Pero sus desmarques superficiales, los balones perdidos, los errores que llevan a los adversarios a la portería están ahí para mostrar una clara involución. Estamos muy por debajo de la suficiencia. Y la renovación del contrato queda por ahora aplazada sine die.

Debe de tratarse de un síndrome del lateral izquierdo, porque veinte metros por delante de Theo, el que fuera mejor jugador de nuestra liga y una estrella en ciernes, es decir, Leao, parece padecer la misma enfermedad crónica: un partido bueno y cuatro partidos nulos, una gran cifra y luego un error elemental, un arrebato volitivo y largos minutos de descanso, banquillos castigadores.

Y pensar que Theo, debido a la prolongada ausencia de Calabria, también se convirtió en capitán sobre el terreno de juego: no es una gran manera de sostener la banda y ser un punto de referencia para todos sus compañeros. El vuelo de De Ketelaere sobre sus hombros en el desafío crucial contra el Atalanta es el símbolo de sus ausencias, tanto físicas como técnicas.

No queremos meternos en la cabeza del jugador, aunque sospechamos que algunos problemas fuera del campo pueden justificar la evidente falta de calma. Puede que Theo, desde este punto de vista, necesite ayuda. Es de esperar que la pida, pero sobre todo que empiece a ayudarse a sí mismo.

Está claro que los problemas del Milan no se reducen al francés y a Leao: Fonseca, después de dos o tres anillos, no está mostrando nada de lo que había prometido: no hay un Milan dominante, ni un verdadero paso adelante en la desastrosa fase defensiva.

Los planes de batalla cambian continuamente: de una defensa de cinco a Leao como delantero centro. Nadie ha entendido aún qué clase de equipo es este Milan, que desciende, por boca de su entrenador, a protestas flagrantes y provincianas contra los árbitros e invocando el “respeto”. Cosas que se oyen desde hace décadas al final de temporada de los equipos a punto de descender: humo y espejos.

Pero Theo parecía Superman, el hombre omnipotente en esa parte del campo, donde nadie, salvo el legendario Facchetti, había mostrado la misma feliz arrogancia de juego, asistencias y goles. Un defensa hipermoderno, capaz de embestidas más que de incursiones, de goles de autor, de intuiciones de campeón.

¿Cómo ha podido desaparecer este deportista europeo de élite? Alguien debería recordarle a Hernández la famosa frase de John Kennedy, el presidente estadounidense de los años 60, readaptándola en clave rossonera: “no te preguntes qué puede hacer el Milan por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por el Milan”. El tiempo se acaba.