¿Contra quién carga Fonseca?

A Paulo Fonseca le encanta tocar la batería y sabe que, a veces, hay que golpear fuerte. Sus entrevistas tras el partido contra el Estrella Roja cambiarán inevitablemente la temporada del Milan: fueron educadas, como siempre, pero los conceptos son muy fuertes y, sobre todo, parecía cansado, puesto a prueba por la presión y la decepción. Fonseca podría haberse limitado a frases de circunstancias, en lugar de eso atacó al equipo, a costa de poner en peligro su futuro en el Milan. Sí, pero ¿qué quería decir? ¿Con quién estaba enfadado?

El sentido de sus discursos, de forma bastante explícita, gira en torno a una palabra: actitud. Si se quiere, compromiso, aplicación. Fonseca cree que el equipo es fuerte, pero quiere más compromiso, más entrega, más concentración por parte de algunos jugadores. Y lo deja claro desde el segundo día, tras la derrota ante el Parma: “Estoy decepcionado”, dijo, “es difícil explicar nuestra actitud defensiva. Está claro que tenemos un problema defensivo”.

El concepto, tres meses y medio después, no ha cambiado mucho. La actitud de Fonseca, tampoco: va de frente y fuerte, sin esconder sus problemas. En otras situaciones, el entrenador resta importancia, hace hablar a los directivos o grita en el vestuario.

Fonseca no lo hace, con razón o sin ella juega sus bazas: es él quien va contra todos, desde los árbitros (tratados mucho mejor por Scaroni e Ibrahimovic) hasta los jugadores. Esta vez ha optado por pedir responsabilidades a los jugadores, y el hecho de que el público milanés esté igualmente descontento puede influir.

Los destinatarios no se explicitan y ésta es la gran premisa. Sin embargo, se puede decir algo. Primero: Fonseca se refiere a 2-3 jugadores, no a todo el equipo. Segundo: también se discute la actitud en los entrenamientos, no sólo en el partido. Tercero: la historia de estos meses dice que el entrenador, paradójicamente, tiene una relación más difícil con los senadores. Fonseca no está contento con la solicitud de Theo Hernández, y no de Milán-Estrella Roja.

Se ha hablado mucho del momento de Theo -es difícil dentro y fuera del campo- y el partido de ayer no cambió la impresión de un jugador que hace mucho menos de lo que podría. ¿La sensación que tuvo Theo con Pioli? En absoluto. Davide Calabria, en cambio, salió ayer con el brazalete en el brazo visiblemente disgustado con el cambio. Y no, desde luego no abrazó a su entrenador.

Fikayo Tomori incluso vio una amarilla mientras calentaba: descalificado para el siguiente partido sin jugar. Está claro que Fonseca espera más de ellos, igual que está claro que quiere mucho más de Loftus-Cheek, que lleva meses dando vueltas en círculos y parece jugar de puntillas.

La cuestión en este momento es cómo cambiará la relación entre el entrenador y el equipo. Fonseca y los jugadores volverán a reunirse 12 horas después de las palabras de la rueda de prensa y no podrán evitarlo. Habrá que tomar una dirección y recomponer la grieta si el Milan quiere volver a empezar. Veremos más banquillos sorprendentes en el Milan-Génova del domingo?

Es posible. Después de todo, Leao juega ahora con un fuego diferente y tiene momentos como un campeón, para deleite de cualquiera que ame el fútbol. El orgullo de los jugadores, muy cuestionado por las palabras sobre el Milan Futuro y los chicos de la Primavera, tendrá que intervenir, y para el Milan es mejor así: si las cosas no funcionan -y la tabla de la liga A lo confirma, no funcionan- mejor no arrastrar los problemas. Mejor tomar decisiones firmes: ganar o perder con ideas propias, renacer juntos o salir con un solo de tambor.

LAS LESIONES DE LOFTUS-CHEEK Y MORATA

“Traumatismo elongativo en la región de los abductores” para Morata, “lesión en los isquiotibiales derechos” para Loftus Cheek. Traducido: al menos dos semanas de parón para el español, mucho más para el inglés, que será reevaluado en unos diez días.

El Milan, tras la victoria de ayer en el último minuto contra el Estrella Roja en San Siro, se lame las heridas y añade dos nombres más a la lista de jugadores no disponibles. Porque a los de Florenzi, Bennacer, Okafor y Pulisic se unen ahora los de Morata y Loftus, sometidos esta mañana a exámenes instrumentales.

Con toda seguridad, el español se verá obligado a perderse los partidos contra el Génova y el Verona, previstos entre el 15 y el 20 de diciembre. El objetivo de Álvaro se convierte entonces en el último partido de 2024, el del día 29 contra la Roma en San Siro, pero Fonseca también podría evitar riesgos para tenerlo a punto para la Supercopa que comenzará unos días después en Riad.

Más largos son los plazos para Loftus Cheek, para quien se debe considerar una salida hacia Arabia Saudí. Normalmente, una lesión muscular requiere (al menos) veinte días, pero teniendo en cuenta su relación con las lesiones, podrían evitarse riesgos.