Es normal que un entrenador hable con su equipo reunido en medio del campo. Un entrenador hablando con su equipo reunido en el centro del campo durante más de cinco minutos es algo menos habitual. Significa que había que profundizar en ciertos discursos y transmitir ciertas coordenadas.
Así concluyó Pioli la concentración de diez días en Emiratos Árabes Unidos, con un discurso plenario en el círculo del centro del campo del estadio del Club de Policía de Dubai, la instalación que acogió el trabajo del Milan en Dubai. ¿Cómo ha ido la concentración en los Emiratos? Luces y sombras, como es normal cuando el campeonato dura tanto.
Sin duda, Pioli está contento desde el punto de vista deportivo. Poder trabajar a 25 grados en lugar de a 5, en el contexto de un retiro en el que se está junto las 24 horas del día, es un valor añadido desde el punto de vista de la recarga muscular y de la permanencia en el balón. “Hemos reintroducido las cosas que se hacen durante el verano”, explicó su adjunto, Murelli.
Incluidas esas sesiones dobles que se vuelven complicadas de hacer durante la temporada. Sobre todo cuando la temporada es tan comprimida como ésta. Jugamos cada tres días en otoño, volveremos a hacerlo cada tres días en enero, con el Diavolo comprometido en cuatro frentes: campeonato, Liga de Campeones, Supercopa de Italia (derby el día 18) y Copa de Italia.
Por eso era básico llevar a cabo un trabajo específico que, en lo que respecta al personal técnico, ha tenido el éxito esperado. Cargas de cierta magnitud, que se hicieron sentir en las piernas de varios jugadores. Las dos pruebas -ambas perdidas- contra Arsenal y Liverpool no depararon un verdadero personaje, alguien que destacara especialmente por ideas y brillantez, pero sí pusieron de relieve algunos elementos entre el agregado Primavera.
Sobre todo Bozzolan, lateral izquierdo de 2004, y Youns El Hilali (no confundir con su hermano Mattia), delantero exterior de 2003: jóvenes con personalidad e ideas tácticas claras, que se labraron minutos importantes y bien aprovechados.
En Emiratos, el aspecto comercial también funcionó bien: de hecho, el club rossonero anunció la renovación con Emirates en “casa”, ya que se trata de la compañía aérea de Dubai. Una renovación por tres años que ha duplicado los ingresos -de 15 a 30 millones anuales- en las arcas de la vía Aldo Rossi. Como corolario, muchas otras iniciativas, como la de la tienda del patrocinador técnico Puma.
La parte mala, obviamente los resultados. Dos partidos, dos derrotas, aunque los adversarios eran de primer orden: Arsenal y Liverpool, líderes de la Premier League. Dos goles a favor y seis en contra no es mucho, aunque fueran pruebas comparables a las del verano en cuanto a contexto y carga de trabajo detrás.
Más allá del colapso en la segunda parte con el Liverpool, que puede ser fisiológico, una vez más se evidenció la diferencia de ritmo e intensidad respecto a los ingleses, algo preocupante teniendo en cuenta la nacionalidad del rival en los octavos de final de la Liga de Campeones a mediados de febrero.
Un punto delicado, una vez más, fue también la enfermería. En los últimos días han aparecido nombres destacados: Maignan y Origi. En el portero la aprensión es grande porque la recuperación no ha ido como estaba previsto, el gemelo izquierdo no responde como debería y por lo tanto el tiempo será más largo.
¿Por cuánto? El hecho de que desde el cuerpo médico rossonero no haya indicios alimenta la incertidumbre, hasta el punto de que la llegada de Sportiello en enero ya es actualidad. También para Origi parece un calvario interminable: ahora lucha contra un problema en los flexores, tras llegar lesionado del Liverpool y la consiguiente inflamación del tendón del muslo.
Con Giroud de vacaciones tras el Mundial, el belga debería haber sido la primera alternativa. Una oportunidad de despegar por fin también en el Rossoneri. Debería haberlo sido.