Ibra pide una reacción radical

Zlatan Ibrahimovic ha dado una sacudida al Milan. Tras la derrota del martes ante el Liverpool, el sueco quiso ayer por la mañana hacer oír su voz al grupo para que la temporada no tome un cariz aún peor que el actual. Con el derbi del domingo en el calendario, se impone una reacción rápida, la que el alto consejero de los RedBird pidió al entrenador y a los jugadores.

El tono fue firme, al estilo Ibra, pero si tras la eliminatoria contra el Parma las críticas habían sido feroces, esta vez su discurso fue constructivo. El domingo veremos si consiguió tocar la fibra sensible y provocar la reacción que todo el pueblo rossonero espera del derbi.

Ibrahimovic se presentó en Milanello en su Ferrari a las 10:00: no aparcó delante de la sede del club rossonero, donde hay asientos reservados para directivos, sino que atravesó la verja y entró en la zona de vestuarios. Estaba solo a bordo y tanto ad Furlani como dt Moncada permanecieron en la sede del club. Los jugadores, que habían llegado para desayunar hacia las 9.30, tenían que estar listos para la sesión a las 10.30 y habían sido avisados de la llegada del entrenador, que pronunció un breve discurso de motivación, principalmente para dejar claro que la propiedad (representada por él) no estaba satisfecha ni con los resultados ni con el rendimiento.

Sin embargo, Ibrahimovic no se limitó a criticar: pidió carácter, personalidad y unidad de cara al derbi y a los retos posteriores. Porque el derbi en casa contra el Inter se considera un posible punto de partida para toda la temporada. Un primer paso en la buena dirección. El ex delantero subrayó la importancia del partido tanto para la clasificación (una victoria significaría alcanzar a los nerazzurri) como para la afición, que espera una redención tras el mal partido contra el Liverpool, en el que los ultras mostraron su disconformidad con cánticos elocuentes.

Sentado junto al presidente de la Uefa, Ceferin, Zlatan también escuchó esos coros y quedó tan “impresionado” como Calabria y sus compañeros. Porque el proyecto rossonero es muy importante para él: decidió poner la cara por él cuando el pasado diciembre dijo sí a la propuesta de Cardinale de convertirse en asesor principal de RedBird y ahora no quiere fracasar. Este verbo (fracasar) no está en su vocabulario, haga lo que haga. Él quiere ganar.

Su experiencia en el mundo del fútbol le ha llevado a subrayar que la temporada está al principio y que no falta tiempo para obtener importantes satisfacciones, siempre que se reaccione pronto tras la mala actuación contra el Liverpool. No entró en aspectos técnicos, que son responsabilidad del entrenador, pero pidió el máximo compromiso, más atención, más ganas y más rabia para honrar la camiseta rossonera.

Aunque ha cambiado varios clubes, está muy unido al Milan, club con el que terminó su carrera como jugador. Está convencido, y así lo reiteró, de que el grupo, permaneciendo unido, podrá superar el difícil momento, quizá con un éxito en el derbi. Los jugadores escucharon con caras serias y gran atención. Ibra también habló a solas con Fonseca, al que reiteró el apoyo del club, pero también la necesidad de enderezar el rumbo de inmediato.

A continuación, el técnico esperó fuera a que el equipo terminase la larga sesión de vídeo en la que el entrenador portugués “corrigió” algunos de los errores cometidos contra el Liverpool (no sólo los cometidos a balón parado, que costaron los dos primeros goles…) e insinuó algunos conceptos de cara al derbi. La sesión, prevista para las 11 de la mañana, comenzó mucho más tarde: Zlatan, esta vez sonriente, saludó a los jugadores con palmadas en la espalda o abrazos cuando entraron en el campo y luego se sentó en el banquillo.

Se quedó hasta el final del entrenamiento y, cuando algunos fueron a estrecharle la mano antes de volver a los vestuarios, intercambió unas palabras con ellos. No fueron conversaciones individuales “dirigidas”, sino más bien ánimos para todos. De Maignan a Theo, de Leao a Reijnders pasando por Morata y otros. Ibra almorzó en Milanello, desde donde partió a las 15:00. A las puertas le esperaba un grupo de aficionados a los que firmó autógrafos.

Espera que sus palabras hayan servido de estímulo al equipo y de apoyo al entrenador, pero sabe que, junto a Furlani y Moncada, puede verse obligado a pensar en la exoneración de Fonseca. Sarri (en la pole) y Tudor son los nombres con más apoyo. Evitaría de buen grado una llamada con Cardinale en la que hablar del nombramiento de un nuevo entrenador a finales de septiembre, pero está dispuesto a hacerlo por el bien del Milan si lo considera oportuno.