Es una razón válida para que el Milan se renueve el sábado: si quiere dar continuidad a su intención de ganar el Scudetto, reiterada en las últimas semanas, sólo tendrá que ganar. Es inédito, no que el Milan deba ganar, sino que está obligado a hacerlo en un desafío de altos vuelos. En el derbi llegó un éxito inesperado: los rossoneri eran un equipo en construcción del que sólo se esperaba que limitara los daños.
En San Siro, contra el Nápoles, fue un Milan sobrado de efectivos: sin los sancionados Theo y Reijnders y con Leao sometido a la cura Fonseca y aún no recuperado. En el lugar de Rafa en el banquillo estaba Okafor. En el Bernabéu, frente a frente en la Liga de Campeones, al Milan podría haberle bastado un empate.
Libre de excesivas preocupaciones clasificatorias, había vencido entonces al Madrid con un neto 3-1. Esta vez, la clasificación impone los tres puntos: sólo así los rossoneri, con un partido menos, podrían volver a acercarse a la Juve y a los demás grandes. Por el contrario, podrían tener que decir adiós a los sueños de gloria del Scudetto ya a finales de noviembre. Demasiado pronto.
El aliento de San Siro, que ya ha agotado sus entradas, será un aliado más. Pero es en el campo más que en las gradas donde el Milan tendrá que ganar su partido. ¿Cómo? Fonseca, y también Motta, tienen las sesiones de entrenamiento contadas: sólo a partir de mañana tendrán a todo el equipo disponible.
Reijnders, que se comprometió anoche, tendrá hoy jornada de descanso. La alineación titular sólo podrá probarse dos días antes del partido. Y si el ataque cambiará en función de la necesidad de marcar para ganar, Fonseca tiene la obligación de corregir el centro del campo, para que proteja más a la defensa. Y luego la propia defensa: la lesión de Vlahovic, por otra parte, puede cambiar los planes en la formulación de la pareja de centrales rossoneri.
En ataque, es posible que Morata recupere el centro del área, dejado al pequeño Camarda en el partido fuera de casa en Cagliari por lesión, o cedido a Abraham en otras ocasiones con Álvaro pasando a la zona de tres cuartos. Volver a la portería favorecería la búsqueda del gol: ante su ex equipo Morata va en busca de su tercero en Liga, tras los tantos en Turín y Lecce entre mediados de agosto y finales de septiembre.
Álvaro estaría apoyado por dos jugadores de campo o por una línea de tres delanteros: esa es la principal duda de Fonseca. Los dos de campo serían Leao por la izquierda y Pulisic, de nuevo extendido a la derecha. En el 4-2-3-1, los tres por detrás del delantero centro serían los habituales Rafa y Pulisic, con uno entre Loftus-Cheek y Chukwueze.
Loftus podría encontrar espacio, sin embargo, si Fonseca modela por primera vez un mediocampo de tres hombres: el ex jugador del Chelsea con Fofana en el centro y Reijnders en el mediocampo izquierdo. El objetivo sería cubrir más la defensa, hasta ahora demasiado frágil y expuesta a los ataques rivales.
Un ataque que se verá privado de la fuerza explosiva de Vlahovic. Fonseca reflexiona sobre cómo configurar la defensa a la luz de las últimas noticias llegadas de Turín: sin Dusan, ni siquiera serán necesarios los músculos de su compatriota Pavlovic, el más propenso al marcaje entre los centrales rossoneri. Tomori, el más rápido del departamento, jugará sin duda, más aún si el área milanista estará ocupada por un 9 bianconero adaptado pero veloz. El otro dorsal está en juego entre Thiaw y Gabbia, que hoy debería reanudar el trabajo con el resto del grupo.
Ayer continuó con su tabla de recuperación y debido a las muchas ausencias Fonseca combinado presente y futuro, es decir, Milan Futuro. Así que tenía los números para iniciar las pruebas tácticas: que se informó de que en el campo entre los chicos estaba Maximilian Ibrahimovic y para asistir como gerente papá Zlatan.