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Pioli quiere a Milinkovic-Savic

Mayo es el mes de los arquitectos. Los equipos diseñan equipos y a partir de ahí se mueven, negocian, más tarde cierran. El Milan está a la espera de saber si jugará la próxima Liga de Campeones, pero ya ha tomado algunas decisiones. Una, sobre los tres cuartos.

Hace un año decidió que hacían falta goles en esa posición y eligió a Charles De Ketelaere, con la idea de que pudiera ser un delantero más. No funcionó. Un año después, se dio cuenta de que la mejor fórmula esta temporada era el 2+1: dos centrales más un centrocampista añadido en los tres cuartos. Digamos un falso 10, como Kessie la temporada pasada, como Krunic en los partidos que llevaron al Scudetto.

Stefano Pioli tiene desde hace años un favorito para ese puesto: Sergej Milinkovic-Savic. En la vida, un mediapunta. En un pequeño tramo de la imaginación, un trequartista físico y técnico al mismo tiempo. SMS de hecho en el Milan sobre el papel podría echar una gran mano. Aportaría peligro en el área: en los cuatro últimos campeonatos, siempre ha marcado entre 7 y 11 goles.

Y añadiría centímetros valiosísimos para las jugadas a balón parado y una solución en la fase de posesión: el lanzamiento sobre Milinkovic para el Lazio ha resuelto a menudo muchos problemas. Por supuesto, Sergej no es un jugador rápido ni especialmente intenso, es obviamente muy diferente de Kessie, pero Pioli lo aprecia (y mucho) desde hace mucho tiempo y no ha cambiado de opinión. Hace un año el Milan no lo intentó porque el coste era prohibitivo, pero las cosas han cambiado.

El contrato de Sergej expira en un año y se irá en un 99%. De esto, en el Lazio, nadie tiene dudas. ¿El precio? Lotito siempre es un cliente difícil, pero 25-30 millones puede ser una estimación realista. ¿Puede la pasión de Pioli convertirse en una negociación? Dependerá de la colocación en la clasificación -por tanto del presupuesto- y de las opciones de Maldini, Massara y RedBird. Ciertamente, Milinkovic sobre el papel no es la clásica compra de RedBird: tiene 28 años, un coste importante y un salario que inevitablemente estaría entre los más altos del equipo.

Pase lo que pase con Milinkovic, el Milan cambiará en el centro del campo. Incorporará al menos a dos jugadores, con características diferentes a las de los futbolistas de la plantilla. Ruben Loftus-Cheek en este momento es el primer nombre a considerar. El Milan se ha movido por él, ha hablado, ya ha dado pasos adelante. Con una ventaja: en un 4-2-3-1 puede jugar en dos posiciones.

Como centrocampista y como trequartista atípico. En ambas posiciones echaría una gran mano con su capacidad para acelerar con el balón, ganar duelos, aprovechar su físico para contragolpear, recuperar el balón y reanudar la jugada. A Loftus-Cheek, como a Milinkovic, se le acaba el contrato dentro de un año y el precio de la ficha tampoco es muy diferente: el Chelsea pide 25 millones por él.

Así, vale la pena considerar a Daichi Kamada, el japonés de 1996 del Eintracht, que saldrá por cero en menos de 40 días. El jugador, por supuesto, es muy diferente: no es físico, si acaso inteligente, dúctil. Sin embargo, él también marca mucho y el detalle, en un equipo que ha tenido muy pocos goles de De Ketelaere, Tonali, Bennacer, Krunic, Adli y Vranckx, pesa mucho. Kamada, como Loftus-Cheek, es extracomunitario: sobre el papel pueden llegar juntos -quizá con el fichaje de Devis Vázquez, que llegó en enero-, pero habrá que sopesar la opción.

Significaría cerrarse a otras llegadas de extracomunitarios. La llegada de ambos, por cierto, supondría el adiós casi seguro de Brahim Díaz, por quien aún no han comenzado las negociaciones reales con el Real Madrid. Brahim fue el trequartista titular en la temporada, marcó 6 goles en Liga y uno en Champions, gustó al Milan pero está claro que no es un jugador de duelos físicos e inserciones. La próxima temporada podría moverse. Quizás a pie, unos metros a la derecha: de trequartista a exterior derecho, para más de unos partidos. Tal vez en avión, a Madrid, España, Inglaterra, a donde el Milan, el Real, su padre-agente, el destino le lleven.


¿Qué hacer con De Ketelaere?

También le habían comparado con el niño de los paquetes Kinder de antaño. Efectivamente, el parecido existía, pero con una gran diferencia: aquel niño sonreía. Charles De Ketelaere, en cambio, perdió pronto la sonrisa. Desde hace meses, la expresión que se inmortaliza cuando Pioli decide ponerle sobre el terreno de juego es siempre la misma: impenetrable, inmóvil.

Una máscara bajo la que empolla un sufrimiento del que CDK no ha sido capaz de distanciarse. Hace un par de meses concedió una larga entrevista en la que hablaba de sí mismo y de su primera etapa con los rossoneri, y sus palabras eran maduras e intensas. Por un lado, conciencia de las dificultades, por otro, confianza en sus propios medios, de forma que se imaginaba el inicio de un descenso que nunca llegó.

Quienes le han defendido a lo largo de la temporada -desde iniciados hasta aficionados- se han ido quedando sin razones plausibles: Pioli ha dado confianza a Charles en todas las situaciones posibles -partido titular, entradas en situaciones complicadas como en otras decididamente fáciles-, y sin embargo nunca ha conseguido encender al que era el trequartista designado.

Puede parecer exagerado seguir repitiendo el mismo latiguillo sobre la temporada del 90 belga, pero el problema de fondo es enorme: Charles fue y sigue siendo la principal inversión del pasado mercado de verano -35 millones, primas incluidas- y si el Milan no puede acariciar actualmente la certeza de participar en la próxima Liga de Campeones, se debe también a la total falta de aportación de la compra más importante.

Después, entre Casa Milan y Milanello todo el mundo está comprensiblemente convencido de que merece la pena esperar al chico, que incluso Tonali y Leao han pagado el precio en su primera temporada en el club rossonero. Cierto, pero éste ya no es el Milan de hace unos años, sino un club que ha ganado un Scudetto y ha alcanzado las semifinales de la Liga de Campeones. Una situación en la que la paciencia no puede ir necesariamente más allá de ciertos límites.

Los más de veinte minutos de recuperación con Samp no aportaron nada nuevo. Ni siquiera ofreciéndole una especie de pasarela en cinco contra uno pudo despertar a Charles. Completamente prisionero de sí mismo y de sus fantasmas. El mayor problema, sin embargo, no es sólo la total falta de participación en la fase ofensiva, sino también la aplicación en la defensiva.

Donde CDK no destaca -digámoslo así- es en los movimientos sin balón, en el marcaje y en la ayuda a sus compañeros. Observando la curva de su rendimiento, lo primero que salta a la vista es que el belga ha jugado ciertamente demasiado: 1.464 minutos de temporada repartidos en 39 apariciones, 13 de ellas como titular, con una asistencia en el marcador y un vergonzoso promedio de 5,44 de valoración. “¿Cuánto tiempo me doy en Milán? No me he impuesto un periodo”, dijo en aquella entrevista a finales de marzo. El reloj de arena, sin embargo, podría ser utilizado por el club.

Hasta ahora, la dirección rossonera siempre ha filtrado con fuerza su intención de renovar su confianza en Charles también para la próxima temporada, manteniéndolo a su lado e intentando reajustarlo mentalmente. Pioli fue el encargado de darles la vuelta a la tortilla, tras la victoria por cinco goles a cero contra la Samp el sábado: “¿Darle en préstamo? No lo sé, aún no hemos entrado en detalles con los directivos. Quedan dos partidos importantes, así que evaluaremos todo al final del campeonato”.

En resumen, cualquier cosa menos una conclusión inevitable. En caso de que se produjera, el CDK sólo se vendería, evidentemente, a fondo perdido. En las últimas semanas se había hablado del Monza, con Galliani como espectador interesado en la ventana. Pero primero el entrenador y la dirección rossonera tienen que discutir el asunto, además de entender qué será de Díaz. La sensación es que apostar por la permanencia segura del belga para la próxima temporada podría ser una apuesta arriesgada.

INTERESAN DOS JUGADORES DE RIVER

En los últimos días se ha hablado de un almuerzo que tuvo lugar la semana pasada en Milán entre el entrenador rossonero Paolo Maldini, el director general Frederic Massara y Jorge Pablo Brito, presidente de River Plate. La edición de hoy de Tuttosport informa de que durante esta reunión surgieron dos nombres en particular que podrían convertirse en dos de los objetivos de mercado del Milan, a saber, el delantero Lucas Beltrán y el trequartista Claudio Echeverri.

De cara a la próxima temporada, el club de Via Aldo Rossi busca un nuevo delantero centro para flanquear a Olivier Giroud. Circulan muchos nombres, como Scamacca, Arnautovic, Firmino, Openda, Morata, Okafor, Broja, Balogun y Wahi.

Pero en los últimos días hay un nuevo perfil que gusta a los rossoneri, se trata de Lucas Beltrán, un jugador nacido en 2001 que también tiene pasaporte italiano. El joven delantero, que explotó en 2023 y ha marcado 8 goles en 19 partidos entre Liga, Libertadores y Copa Argentina desde enero, tiene contrato con River Plate hasta el 31 de diciembre de 2025 y una cláusula de rescisión de 25 millones de euros.

Pero el de Beltrán no es el único nombre que se barajó durante el almuerzo entre los dirigentes del Milan y de River Plate: los rossoneri también pidieron información sobre Claudio Echeverri, apodado “El Diablito”, un jovencísimo mediapunta al que muchos entendidos consideran uno de los nuevos cracks del fútbol argentino. Al tratarse de un 2006, el Diavolo podría plantearse su fichaje y evaluar su evolución en los próximos meses.


100 millones para el nuevo Milan

Cuota cien es la cantidad justa para hacer el nuevo Milan: el cálculo es la suma de ahorros en fichajes, ingresos por cesiones y previsiones presupuestarias. Para el “viejo” Milan aún no es hora de retirarse, al contrario: el Diavolo tiene un alma de diablillos, de Theo a Tonali, de Thiaw a Leao, todos menores de 25 años. Hace dos tardes fue Stefano Pioli quien habló de un equipo con una base sólida, y es sobre esta base sólida sobre la que el club quiere construir un equipo cada vez más fuerte. Las renovaciones están previstas para el verano, financiadas con una combinación de dinero en efectivo.

La contribución sobre el terreno de juego de los segundas líneas fue modesta. En las cuentas, sin embargo, algunos han pesado como titulares. Origi, por ejemplo, es, con Theo Hernández, el mejor pagado del equipo: a finales de junio habrá costado 5,2 millones, dos y seis por gol (si se tiene en cuenta su puntuación actual, que sigue siendo de dos).

Fichado a coste cero, aún puede ser útil en el presupuesto: si la Premier League (West Ham) o Turquía (Fenerbahçe) se interesan por una oferta, el Milan puede sacar 7-8 millones de euros. En el podio de los rossoneri más ricos resiste Sergiño Dest, último esfuerzo sobre el campo en la derrota por 4-0 en casa ante el Lazio, a finales de enero: no será rescatado del Barcelona (la opción estaba prevista en 20 millones…) y permitirá ahorrar casi otros cinco millones una vez que su salario vuelva al Barça.

También contribuyen a la masa salarial Bakayoko y Ante Rebic, que cuestan al club un total de 4,6 y 4,5 millones. Bakayoko regresará al Chelsea al final de su cesión, por Rebic esperan (y aceptan) ofertas: puede marcharse por 4-5 millones. Es poco probable que al Wolfsburgo ejerza el derecho de compra de los servicios de Aster Vranckx: mantendrá el salario de 1,9 millones de euros brutos.

Tatarusanu, Mirante, Ballo-Tourè, pero también Adli e Ibra: otros salarios ahorrados. Cada situación es diferente: en el próximo portero suplente ya se ha invertido una pequeña parte del fondo de verano, útil para cubrir el fichaje del desempleado Sportiello.

Adli podría marcharse, cedido o directamente si llega la propuesta adecuada. Desde el punto de vista de los costes, Ibrahimovic es uno de los jugadores menos “exigentes” de la plantilla actual: al final de la temporada es muy probable que deje sobre la mesa sus 1,3 millones brutos. En total, en el apartado de posible ahorro en salarios, la parte ronda los 28 millones.

De la venta de las etiquetas pueden llegar unos 20 más: a Origi, Rebic y Adli se les puede unir Ballo-Touré, que puede tener mercado en Francia. Lorenzo Colombo, que será contrarreembolsado por el Lecce, puede elevar la cifra. En general, Maldini y Massara, entrenador y director general de los rossoneri, protagonizarán un verano muy caliente: no sólo compras, sino también ventas para equilibrar el balance final. Un porcentaje que escaseaba un poco hace doce meses. Los grandes jugadores, obviamente, no se tocarán.

La mayor parte sigue siendo la que asignará el club. Indicativamente, podría rondar los 50 millones: se necesita un delantero centro (Morata, Arnautovic y Scamacca están hoy en la lista), un centrocampista (Loftus-Cheek), un exterior derecho y/o un comodín ofensivo (Kamada en el poste).

La cantidad sería de esta manera similar a la del pasado mercado de verano, y luego se utilizaría para las compras de De Ketelaere (en gran parte), Thiaw y para los rescates de Florenzi y Messias. Una parte también proporcional a los ingresos garantizados por la clasificación para la Liga de Campeones, la verdadera aguja económica. Si el Milan consigue asegurarse la participación el año que viene, el presupuesto podría incluso subir. Por el contrario, será un verano más triste: en ánimo y en gastos.


¿Y si llegaran dos delanteros?

Para entender las necesidades del ataque rossonero de 2023-24, hay que empezar necesariamente por el de 2022-23. Porque si este año hubiera sido una situación casi normal, las correcciones -aunque obligadas- habrían formado parte de la normalidad de un plan de reforzamiento. El problema es que delante ha habido poca o ninguna normalidad.

Para ser más precisos: ha sido un desastre sin paliativos, entre Ibrahimovic (no es que se esperaran de él cincuenta apariciones, pero ni siquiera 143 minutos), y sobre todo Rebic y Origi. Entre los dos suman cinco goles y dos asistencias, 20 partidos perdidos por diversas lesiones (el último, simultáneo, en vísperas del partido contra la Samp) y 7,5 millones de salario neto.

Una desproporción bíblica entre emolumentos y rendimiento, que obviamente está dando y dará tiempo al club a reflexionar sobre el futuro de ambos. Ninguno expira, pero ninguno se quedará en Milanello a la fuerza si surge la oportunidad de venderlos. Quizá no los dos a la vez, pero aunque sólo uno de ellos dijera adiós, la directiva rossonera seguiría teniendo el problema de sustituirle. Teniendo en cuenta que no hay ninguna certeza sobre el futuro de Ibra (y es evidente que no podría haberla aunque realmente renovara), faltan potencialmente dos delanteros centro.

Pioli ha abordado la cuestión en los últimos días. En términos de campo (“Nuestro defecto más importante es finalizar demasiado poco en comparación con la masa ofensiva producida”) y en términos de perspectiva: “¿El identikit para el delantero? Necesitamos un jugador fuerte, porque el objetivo es mejorar la plantilla. Necesitamos jugadores para el Milan”. Un concepto que quizás el entrenador explique con más detalle, pero mientras tanto circulan varios nombres.

En los últimos días, la pista que conduce a Scamacca ha vuelto a ponerse caliente. Su temporada en la Premier League no fue como se esperaba, debido también a problemas físicos, y el West Ham podría dejarle marchar. Es más fácil, de momento, pensar en una cesión, quizá con derechos, ya que los Hammers habían pagado 40 millones al Sassuolo por él.

Gianluca es uno de los pocos delanteros centro italianos con proyección en la actualidad, y la misión de recuperar a un jugador de 24 años a un coste no prohibitivo estaría en consonancia con la filosofía de RedBird. La otra vía joven conduce a Okafor, un nombre en la libreta de los rossoneri desde hace tiempo. El delantero del Salzburgo -capaz de jugar tanto de central como de extremo izquierdo: una doble opción muy interesante teniendo en cuenta las posibles despedidas de Rebic y Origi- expira en 2024 y cuesta en torno a 20-25 millones.

Luego hay dos pistas marcadas por la experiencia. Una conduce a Morata, e incluso por él el interés rossonero no es nada nuevo este año. Al igual que Okafor, expira en 2024 y su renovación con el Atlético de Madrid no parece una prioridad para el club en estos momentos. En este caso, el mayor problema sería su salario, que ronda los 5 millones netos.

La otra opción es Arnautovic, que gusta a Maldini y Massara, también tiene un sueldo considerable (3 millones), pero tiene la ventaja de no costar casi nada en cuanto a ficha. En el caso de estos dos últimos nombres, estarían en juego las directrices de la empresa: ¿se contemplaría realmente una excepción a la búsqueda de jugadores futuribles, prefiriendo a los ya hechos?

Sin embargo, no hay que olvidar los rendimientos de los préstamos. Que en ataque son dos: Colombo y Lazetic. El primero está llegando al final de una temporada compleja en el Lecce, donde en un momento todo parecía ir bien -sus goles y la salvación del equipo al alcance de la mano-, pero luego se complicó terriblemente: el último gol de Lorenzo fue el 4 de enero y los giallorossi están inmersos en la lucha por el descenso.

En principio, su cesión debería resolverse con el rescate por parte del Lecce y la contrarredención por parte del Milan. Después, el club decidirá qué hacer con él. Si llega un delantero centro con experiencia a Milanello, Colombo también podría quedarse. En cuanto a Lazetic, vendido en enero en Austria al Altach, la cesión (en seco) no fue muy fructífera. Ningún gol, 10 apariciones y 261 minutos sobre el terreno de juego no lo convirtieron en una experiencia inolvidable. El serbio regresará a la base y la próxima temporada, casi con toda seguridad, será cedido de nuevo a otro sitio.


El Milan quiere la cesión de Scamacca

Un nueve, un verdadero “9”, para el Milan que mira al futuro. La búsqueda lleva algún tiempo en marcha, con resultados evidentemente parciales. Así que Maldini y Massara deberán reabrir pronto, en particular, el expediente del nuevo delantero centro. Es decir, el virtual heredero de Olivier Giroud, el único goleador real de las dos últimas temporadas.

En teoría, les habría tocado a Divock Origi y Ante Rebic desempeñar ese papel, pero ambos han suspendido la prueba y todo apunta a que en verano se dudará mucho de su confirmación. Atentos, pues, a los movimientos rossoneri para identificar al delantero del futuro. En Via Aldo Rossi están jugando una especie de preliminares, teniendo en cuenta que todavía no puede haber un presupuesto para el mercado: primero necesitan entender si la plaza en la Liga de Campeones 2023-24 está asegurada.

Y, sin embargo, algo se mueve. Desde Londres llega un interesante rumor sobre la próxima parada de Gianluca Scamacca, el delantero centro que creció en la Roma y aterrizó en la Premier League en verano. Ricky Massara le vio florecer en Trigoria, conoce bien su talento y siempre ha jurado por su potencial. No en vano, la cúpula del Milan lo cortejó cuando estaba en el Sassuolo, sólo para desistir cuando se encontró con un precio que rondaba los 40 millones de euros.

Tanto es así que los Hammers desembolsaron ese mismo dinero el pasado mes de julio para hacerse con él. Lástima que la temporada del delantero de la selección italiana se viera afectada por un problema de rodilla: un calvario de meses, con muchos parones, hasta el epílogo el 15 de abril, con una operación que supuso un parón de tres meses. Fatalmente, estos contratiempos le han sacado de los planes del club londinense, que ahora está a la caza de otro delantero y parece dispuesto a venderle cedido para intentar revalorizarle.

La embajada no ha tardado en llegar a la dirección rossonera, que obviamente ha acogido con satisfacción la apertura del West Ham. Es evidente que se trata de una fase intermedia entre los clubes, pero está claro que el jugador vendría de muy buena gana a Milán. Sin olvidar en ningún momento que el bombardero romano también se había mostrado favorable en años anteriores. Así pues, las maniobras de acercamiento tuvieron éxito.

Desde un punto de vista lógico, esta opción ofrece excelentes perspectivas técnicas y un coste relativo, con la oportunidad de probar su incorporación con una inversión limitada. Por supuesto, en su momento habrá que definir los términos del derecho de tanteo, pero es demasiado pronto para entrar en los méritos. En primer lugar, en el Milan quieren tener más certeza sobre los plazos de recuperación de Scamacca: una cautela indispensable para una operación tan importante para los planes de Pioli.

Por la misma razón, nunca hay que olvidar las opciones alternativas que han surgido en los últimos meses. Por ejemplo, el sentimiento rossonero por el español Álvaro Morata, ahora en las últimas con el Atlético de Madrid, sigue vigente. Incluso con el ex jugador del Juventus, la directiva milanista ya coqueteó en el pasado.

A sus 31 años, el jugador madrileño ofrece amplias garantías, pero también tiene necesidades evidentes: sobre todo desde el punto de vista económico, a pesar de los beneficios del Decreto de crecimiento. En la lista rossonera, la candidatura del suizo Okafor, punto fuerte del Salzburgo, también queda en evidencia. Sin embargo, incluso en su caso habrá que librar una batalla con el club de la Galaxia Red Bull. Es cierto que el jugador quedará libre en poco más de un año y la ficha no puede costar más de 20 millones, pero en la central austriaca tienen ideas diferentes.

Sin embargo, los ojeadores del Milan no se detienen en el área. Desde Pristina llega una especie de profecía: “Un kosovar jugará en el Milan”. Y la pista conduce al extremo derecho del Lille Edon Zhegrova, de 23 años, protagonista de una buena temporada en la Ligue 1.

No hay negociaciones en marcha, pero Zhegrova tiene cualidades para presionar en la banda derecha, un rendimiento que, evidentemente, Messias sólo ha ofrecido en etapas alternas. Y no olvidemos las excelentes relaciones con el Lille: la última prueba ha sido la sinergia para resolver el caso Leao con el Sporting de Lisboa.


El Milan a por Loftus-Cheek

Una operación de corazón, pero menos sangrienta. El Milan tiene mucho trabajo que hacer en verano, y parece que empezará por el centro del campo, donde en verano pasará como con el turismo: muchos se irán. Bakayoko está al final de su contrato, lo más probable es que Vranckx no sea rescatado por 12 millones del Wolfsburgo, para Adli se buscará una solución.

Sobre todo, la lesión de Ismael Bennacer -de baja seis meses, sin contar los problemas lógicos de un regreso gradual- quita un titular al Milan. Para un equipo que ya busca un “nuevo Kessie”, es una alarma que suena con fuerza.

El Milan ha movido ficha y ha recibido un primer sí. El centrocampista del Chelsea Ruben Loftus-Cheek está definitivamente interesado. Digamos incluso que el gusto es mutuo. Es cuestión de hablar con el Chelsea -al que alguien del Milan debe haber hecho más de una llamada…. – que piden 25 millones por él. ¿Mucho? Sí. ¿Se puede rebajar? También. El contrato de Loftus-Cheek expira en 2024, con opción del club a un año más, y Boehly sabe que tiene que recortar, recortar mucho si quiere rehacer el Chelsea.

¿Quién es Loftus-Cheek? Una historia tan larga como su nombre. Rubén tiene 27 años, pero se habla de él desde que debutó con la sub-18 a los 14. Desde entonces ganó una Youth League con el Chelsea 2015, en la que jugaron Abraham, Christensen, Boga, Solanke y un tal Fikayo Tomori.

Luego, como “pro”, Loftus-Cheek ganó dos Premier, una Europa League y una Supercopa de Europa, nunca llegó a ser el jugador que se esperaba de él, pero sí a tiempo para enamorar a Maurizio Sarri. Pros: tiene un gran físico y técnica box-to-box y en el campo puede hacer mucho, por no decir todo. Defectos: continuidad y lesiones, entre las que destaca la rotura de un tendón de Aquiles hace cuatro años.

Con Loftus-Cheek o sin él, hay que hablar del tres cuartos. El Milan tendrá que tomar pronto una decisión sobre Brahim Díaz, que regresará al Real Madrid a finales de junio. Ayer se habló mucho en España de su inminente renovación con el Madrid -falsa, si se produce no será ahora- y se espera para dentro de unos días una reunión entre el Milan y su padre-agente.

Maldini, Massara y Pioli aprecian a Brahim, pero el mal derby no ayudó a su reputación. Habrá que ver cuál será el presupuesto del Milan (depende de la clasificación para la Liga de Campeones) y si el club querrá gastarse al menos 20 millones, que puede ser poco para el Real, desde luego no para el presupuesto rossonero. Brahim, de momento, queda en duda.

El Milan, entonces, mira a su alrededor, mira al norte. Y en Frankfurt vieron a un jugador interesante: en el Eintracht, Daichi Kamada, jugador de la selección japonesa, clase 1996, candidato mediapunta. La afición técnica está ahí y también hay una buena noticia: el contrato de Kamada expira en junio.

Si la marcha de Loftus-Cheek cuesta 25 millones, no hace falta ningún coste por él. No falta competencia internacional, pero Kamada tendría sentido para el Milan: es un futbolista inteligente, chuta bien desde el punto de penalti -el Milan lo necesitaría- y marca goles, todo un detalle. En los tres últimos campeonatos de Alemania, 17 goles. Entre la última Europa League y esta Liga de Campeones, ocho más.

La gran historia del mercado de 2023 no ha hecho más que empezar, pero aquí ya tenemos personajes en escena. El Milan con Loftus-Cheek está hablando, Kamada está pensando y en las últimas semanas ha barajado varias opciones más.

Una del pasado: Carney Chukwuemeka, ya tratado en verano, que puede salir cedido. Una fascinante: Exequiel Palacios, del Leverkusen, campeón del mundo con Argentina. ¿Quién llegará? Imposible decirlo ahora. ¿Quién votará por Loftus-Cheek? Seguramente Tomori, un amigo. ¿Quién por Kamada? Quizá Leao porque, aunque nadie ha traído el mar a Milán todavía, hay dos surfistas profesionales en la familia de Kamada. Si necesitas un tutorial para animar, listo.


Cuatro opciones por Bennacer

La lesión de Bennacer entra dentro de la Ley de Murphy. Porque en una temporada en la que la clasificación para la Liga de Campeones sigue en el aire -independientemente de la situación de la Juve-, en la que sólo se han ganado tres de los últimos once partidos de liga y en la que se ha eliminado de la Liga de Campeones al Inter de Milán, ¿cuál podría ser el otro contratiempo? Arthur Bloch nos lo enseñó: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.

Traducido: Ismail Bennacer seis meses de baja. Uno de los pilares del piolismo. Y ahora el Milan tendrá que sustituirle. Hay varios nombres en las libretas de Maldini y Massara: desde el japonés Daichi Kamada, cuyo contrato expira, hasta Ezequiel Palacios, del Leverkusen. Analizamos los méritos y los costes de todos ellos.

Empecemos por el primero, Daichi Kamada. Uno que, de no haber sido futbolista, habría elegido la universidad. A sus 22 años, dividía su tiempo entre el fútbol y el estudio, los goles y los libros, y durante unos meses llegó a pensar que podría seguir por ambos caminos. Kamada, un japonés de Ehime, una ciudad de un millón y medio de habitantes, jugaba en el Sagan Tosu y era un buen jugador, un fantasista con buena técnica y la costumbre de colarse entre líneas y hacer daño.

Su padre daba clases de educación física y le transmitió su pasión por el fútbol. El resto es historia: el Eintracht lo ojeó en 2017 y se lo llevó apresuradamente a Alemania, solo para cederlo un año al St Truiden belga. No estuvo mal: doce goles y diez asistencias. Desde que regresó a Fráncfort, ha ganado la Europa League y ha jugado con regularidad. Este año ha marcado 15 goles y ha participado en el Mundial, donde jugó cuatro partidos. Su contrato expira en junio, ha habido contactos. Ahora Maldini y Massara tendrán que decidir si van a por él o no. Kamada tiene 26 años y ha jugado la mejor temporada de su carrera. El Milan estudia y reflexiona.

Otro de los nombres de la lista juega en Londres y ha sido entrenado por un par de italianos conocidos e incluso exitosos: Antonio Conte y Maurizio Sarri. Pero también por Guus Hiddink, José Mourinho y Frank Lampard. Traducido: personalidades fuertes de las que aprender mucho. Y aprendió. Loftus-Cheek tiene 27 años y juega en el Chelsea, pero está de salida.

Hace un par de años estaba en el radar de media Europa tras buenos partidos y grandes destellos, luego se lesionó la rodilla y se perdió al menos un par de temporadas. Todo después de hechizar a los ojeadores. Este año ha jugado treinta partidos y ha dado dos asistencias. Cuenta con más de 1.700 minutos jugados en todas las competiciones. Curiosamente, jugó como titular contra el Milan en la Liga de Campeones. Su coste es bajo debido a que su contrato expira en 2024.

Chukwuemeka tiene 20 años, nació en 2003. El Milan lo persiguió durante mucho tiempo en verano y luego lo dejó marchar. En verano, el Chelsea se lo arrebató al Aston Villa por 23 millones de euros. Tuvo una buena temporada de novato en Villa Park, donde jugó 14 partidos en todas las competiciones. En verano se proclamó campeón de Europa sub-19 con la selección inglesa.

En el centro del campo puede hacer de todo: centrocampista bajo, delantero o fantasista. De la flexibilidad a la potencia. Nacido y criado en Eisenstadt (Austria), Carney es hijo de una familia nigeriana que se trasladó a Inglaterra en 2007. Tras hechizar a decenas de ojeadores en las categorías inferiores del Northampton, el Aston Villa se lo llevó a Birmingham para convertirlo en una estrella. Lo consiguió, y además cobró bastante. Este año ha jugado 14 partidos, once en la Premier y uno en la Fa Cup. A seguir.

Foco lejos de Inglaterra esta vez. El último nombre es Ezequiel Palacios, argentino de 24 años, toda una vida en River Plate antes de fichar por el Bayer Leverkusen, donde jugó contra la Roma en la Europa League. Números: cinco goles y dos asistencias en 31 partidos esta temporada. Más de dos mil minutos.

Titular indiscutible. Su contrato vence en 2025, los alemanes se lo arrebataron a River por una cifra cercana a los diez millones en 2019. También ha habido contactos con él. Exploratorio, leve, pero se ha informado a los de arriba. Se verá qué hacer.


Un equipo a rehacer

Las obras se inauguran oficialmente el 5 de junio, pero detrás de las lonas ya se está cavando. La reestructuración del Milan es uno de los proyectos más fascinantes del verano futbolístico y no, no es tarea fácil. La semifinal contra el Inter certificó lo que se sabía: este equipo necesita un cambio radical. El Milan de hoy es corto y está cansado: el banquillo es poco fiable y al final de temporada llegó con las piernas por los suelos, sin energía, un defecto ya mostrado en este interminable 2023.

Tiene jugadores de nivel absoluto -Maignan, Leao, Theo, Tonali-, un campeón contrastado por una temporada pesada como Giroud y algunos titulares de garantías, Tomori sobre todo. Sin embargo, queda mucho por hacer: hay que encontrar un centrocampista de contención, incluso dos tras la lesión de Bennacer, un extremo derecho y un delantero. Además, al menos tres jugadores para reforzar un banquillo fallido. Se necesitan entre seis y siete inversiones, un par de ellas de peso. Por decidir quién lo hará y cómo.

Maldini abordó el tema de las inversiones dos veces en la última semana. Antes del partido de ida: “Todavía no estamos con los mejores clubes. Tenemos que hacer inversiones ahora, para alcanzar ese nivel”. Y tras la vuelta: “La diferencia con el Inter es real. Volver a este nivel hay que aprovecharlo, invirtiendo. Aún no estamos estructurados para competir en dos frentes, se lo hemos dicho a la prensa y a nuestros propietarios”.

El discurso de Maldini es sencillo: el Milan no tiene plantilla para competir al máximo nivel en Europa, ni siquiera para afrontar la Liga A como favorito. Se necesita dinero para mejorar y ese dinero tiene que venir de la propiedad. En el último mercado de verano, Elliott y RedBird aportaron uno de los mayores presupuestos de Italia: 38 millones gastados en fichajes y fondos para al menos dos jugadores con sueldos abultados, cercanos a los 4 millones netos por temporada, como Dest y Origi. En enero de 2022 y 2023, en cambio, el Milan no gastó casi nada: 4,5 millones por Lazetic, unos cientos de miles de euros por Vásquez.

El presupuesto para el verano de 2023 dependerá de la colocación -si se pierde la clasificación para la próxima Liga de Campeones, el dinero también bajará-, pero aún más contará cómo se gasten esos millones. Sobre las opciones de salida, al menos, todo está claro: hay que tomar decisiones claras. Algunas ya están tomadas: Tatarusanu, Mirante, Dest y Bakayoko no seguirán. Ibra se irá casi seguro, al igual que Vranckx. Adli no puede quedarse sin jugar: mejor desprenderse, ya sea directamente o cedido. Y de nuevo: Rebic, en caso de ofertas, se irá y Messias, Origi, Ballo-Touré pueden irse. El Milan verá partir a una docena de jugadores, trazando también una línea en la plantilla ampliada a 30 jugadores, una opción comprensible para 2022-23 con el Mundial, pero perdedora a largo plazo.

La gran decisión de la propiedad se refiere, pues, al área técnica. Los contrastes del pasado, sobre todo la ruptura total entre Maldini y el antiguo director general Ivan Gazidis, son bien conocidos. Más importante ahora es saber si Cardinale y RedBird querrán seguir adelante con Maldini y Massara, según el contrato de dos años de hace un año. Así pues, las posturas están claras. Maldini pide inversiones y subraya un camino, iniciado con el Milan fuera de las copas, que trajo el Scudetto y este ascenso a la Liga de Campeones, prestigiosa por resultados y recaudación: una suma cercana a los 85 millones en premios Uefa, nunca vista, y casi 30 millones extra en taquilla. RedBird señala que se ha gastado mucho en renovaciones y en el mercado, y vuelve la nariz hacia los errores del verano -De Ketelaere no dio nada, Origi muy poco, Dest, Adli y Vranckx apenas fueron utilizados- y el mercado de salida fue nulo: nunca una venta muy lucrativa.

Y así, es interesante ver cómo se rehará este Milan. El último mensaje de Maldini es claro: se necesita dinero para jugadores que estén listos de inmediato. Marko Arnautovic, que gusta a Maldini y Massara, es un buen ejemplo. Arnautovic ha tenido problemas físicos esta temporada y tiene un abultado salario de 3 millones netos, pero no cuesta casi nada y tiene una enorme experiencia.

Elliott y RedBird, en cambio, han acudido al mercado con un planteamiento diferente: elegir jugadores futuribles, con sueldos bajos, que puedan mejorar jugando. Y Cardinale ha hablado a menudo de los datos como la clave del éxito de las compras. ¿Se puede encontrar una vía común, un compromiso? Tal vez, aunque no hay que olvidar que Maldini, en su contrato, tenía autonomía para elegir. En el pasado, a veces el mercado sostenible ha obrado milagros -Maignan, Kalulu, Theo-, pero la solución De Ketelaere, en teoría perfecta para el área técnica y el club, ha condicionado (y mucho) todo el año.

¿Quién se encargará de ello esta vez? ¿Maldini otra vez? Con la clasificación para la próxima Liga de Campeones, la impresión es que todo puede recomponerse. Sin embargo, con la caída libre en la Europa League, la tensión con el club aumentaría. Al margen, una consideración. A partir del 5 de junio, el Milan deberá elegir entre 6 y 7 refuerzos, buscar soluciones para varios jugadores salientes y, quién sabe, hacer frente a demandas por alguno de sus grandes jugadores. Tantas necesidades, tan poco tiempo. Dirija quien dirija, tendrá que correr.


Maldini-Milan: Un futuro incierto

El parte oficial es parco -no estamos hablando precisamente de un parlanchín- e informa de dos conceptos expresados al hilo del partido y del sueño turco: felicitaciones y mejores deseos para el Inter, y los -orgullosos- para su propio equipo. Por parte de Gerry Cardinale, una gestión posterior al partido que fue aplaudida por el Ministro de Deportes, Abodi: “Honor a los derrotados y felicitaciones por la cultura deportiva”. Pero también está la parte sumergida, la de los ‘cuchicheos’ y ‘susurros’, la de las cosas que se filtran de manera informal y ayudan a escarbar un poco y hacerse una idea más detallada de lo que hay bajo la punta del iceberg.

Y esa parte sumergida, como cualquier iceberg que se precie, es incómoda y peligrosa de navegar. Al timón del barco que debe evitarlo por todos los medios está Paolo Maldini, porque es normal que así sea: Paolo es el jefe del área técnica y, por tanto, el primero en ser cuestionado desde el punto de vista deportivo, para bien o para mal.

Paolo es también alguien que -un aspecto del carácter que comparte perfectamente con Cardinale- prefiere los hechos a las palabras. Sin embargo, cuando esas palabras llegan, a menudo dejan huella. Maldini nunca ha rehuido decir sus verdades y su visión. Lo hizo, por ejemplo, antes del primer derby y después del derbi de vuelta y, en definitiva, es fácil pensar que la titularidad no entusiasmó en ciertos pasajes.

La premisa, necesaria, es la que hemos formulado repetidamente: el modelo de gestión de Cardinale prevé que sólo se hagan cuentas al final de la temporada, con objetivos alcanzados o no. El número uno de RedBird no es un empresario acostumbrado, por naturaleza y enfoque profesional, a evaluar el evento único. El partido único. Si hay que hacer alguna comunicación a la dirección, se hará en privado, cara a cara, a su debido tiempo.

Es decir, al final de la temporada y tras una profunda reflexión. Al mismo tiempo, sin embargo, es poco probable que se pierdan algunas declaraciones de su director técnico. Antes del partido Milan-Inter: “Tenemos que aprovechar el momento, si lo dejamos escapar y no intentamos alcanzar el escalón más alto corremos el riesgo de dar dos pasos hacia atrás. En mi opinión, aún no estamos preparados para permanecer a este nivel, aún no estamos con los mejores clubes. Tenemos que invertir ahora para alcanzar ese nivel”.

Tras el partido Inter-Milán: “Hay que explotar el hecho de volver a este nivel, invertir para permanecer entre los cuatro primeros y hacerlo bien en Italia”. Maldini insistió repetidamente en el concepto de inversión, añadiendo también “que aún no estamos estructurados para competir en dos frentes, se lo hemos dicho a la prensa y a nuestros propietarios, ellos lo saben muy bien…”.

El nudo más grande, trivialmente, está todo aquí y desde luego no es nuevo. La visión de Maldini, obviamente legítima, choca con la corporativa. Elliott o RedBird en este sentido no hacen ninguna diferencia porque los métodos de gestión y planificación son los mismos. Paolo ya había señalado en el pasado la necesidad de invertir y es fácil imaginar que en este sentido no esté satisfecho. Por un lado un ejecutivo que no sólo es el máximo responsable del área deportiva, sino también la encarnación misma del Milan en el sentido más profundo del término.

Cuando Maldini gestiona una negociación de mercado, así como cuando simplemente sale de casa, es el Milan en el sentido más pleno del término, y no un simple directivo. En general, a Maldini le gustaría contar con jugadores más preparados, que en consecuencia también son más caros. Por un lado están las necesidades de una figura histórica que se autoproclama garante del proyecto.

Por otro, las de un club que persigue la sostenibilidad financiera desde hace cuatro años, a través de una astucia extrema que, sin embargo, no ha impedido al club disponer de 110 millones y volver a la Liga de Campeones, ganar un Scudetto y llegar al G4 de Europa. Un pequeño gran milagro, del que Paolo fue obviamente uno de los principales artífices.

También el pasaje sobre Dybala (“Habría sido mucho más fácil y mucho menos costoso para nosotros ir a por un jugador como Dybala a principios de año. Pero, ¿habría sido la compra adecuada para nuestro proyecto? ¿Habría sido correcta y compartida por la propiedad? No”) parece haber sorprendido algo a la propiedad, que no parece haber puesto ningún veto al argentino en su momento, dejando libertad de maniobra al área deportiva.

Y aquí entramos en otro punto caliente, a saber, la autonomía en las opciones de Maldini y Massara en el mercado. Ni que decir tiene que, a ojos de RedBird, las cuentas merecen una reflexión: los cincuenta millones gastados el verano pasado no dieron casi ningún rendimiento, lo que obviamente no puede haber pasado desapercibido. Por eso la situación es caliente, y fluida. En pocas palabras: con el Milan fuera de la Liga de Campeones 2023/24, el primero en ser cuestionado sería el propio Maldini.


Posibles diez cambios en verano

Una ligera brisa de futuro entra por las ventanas de Casa Milan. El equipo piensa en el campo -y debe hacerlo, entre el derbi y el sprint de la Liga de Campeones- y el club ha vuelto del maratón de Leao, corrido lejos de las cámaras pero no por ello menos agotador.

El mercado, sin embargo, sigue siendo un pensamiento: está en un rincón de la cabeza, pero está destinado a convertirse pronto en central. En escena, los mismos actores: Furlani, Maldini y Massara. El Milan está llamado a tomar decisiones de peso: será una reestructuración pesada, con despedidas que pueden llegar a las dos cifras. Después de todo, el Milan-Inter envió el miércoles un mensaje en mayúsculas.

El derbi de la Champions puso todos los problemas sobre la mesa. Una plantilla corta, una cierta involución ofensiva, un equipo que físicamente sufre a menudo y a veces mucho, demasiada poca calidad en algunos puestos clave.

Definitivamente el Milan necesita mejorar, después de los grandes pasos adelante del pasado – Maignan, Theo, obviamente Leao, el juego introducido por Pioli – pero también muchas decepciones. El mercado de 2022 sobre todo, con De Ketelaere y Origi realmente poco útiles.

Algunos jugadores en involución por edad, lesión o momento: Rebic, Ibra, Kalulu. No todos se irán -CDK, por ejemplo, para el club no se moverá-, pero las despedidas pueden llegar por partida doble y las nuevas llegadas… casi.

Rápidamente, las despedidas. Tatarusanu, Mirante, Bakayoko e Ibrahimovic están al final de sus contratos. Dest no se redimirá (mala experiencia) y a Vranckx le quedan pocas oportunidades. Adli, rechazado por Pioli, buscará una solución para jugar. Ballo-Touré en caso de ofertas no sería retenido.

Rebic parece definitivamente al final del ciclo rossonero. Origi quién sabe, depende de las ofertas (¿una cesión en la Premier? ¿un traspaso a Turquía?) y podría quedarse. Messias es apreciado pero no ha dado el salto de calidad y podría pagar la llegada de un lateral derecho ofensivo, una de las prioridades para el verano. Luego, por supuesto, como siempre, puede haber salidas sorpresa, en caso de ofertas por uno de los grandes. El Milan, por supuesto, no desea desprenderse de un pilar y sólo lo haría ante una oferta XL.

Ahora, ¿quién viene? Una pregunta compleja porque el Milan debe tomar decisiones. Hay tres prioridades: un centrocampista a la Kessie, un delantero, un lateral derecho ofensivo. Una de las dos grandes variables que condicionaban la elección ya no está: Leao ha firmado la renovación, un giro que reduce un poco el presupuesto pero permite no tener que invertir (tanto) en un jugador exterior ofensivo.

No sólo eso, con Leao en el equipo, el Milan sabe que no puede tener un lateral derecho ofensivo y un trequartista puro: un equipo demasiado desequilibrado. Uno de los dos jugadores tendrá que ser un equilibrador, como Messias y Saelemaekers en los últimos años.

Queda la otra variable: la clasificación para la próxima Liga de Campeones, que cambia presupuestos y presupuestos. Sin embargo, ya hay nombres en la lista: Marko Arnautovic, Álvaro Morata, Ruben Loftus-Cheek, Carney Chukwuemeka, Exequiel Palacios.

CENTRO DEL CAMPO – El Milan busca al menos un jugador que se sume al grupo de titulares en el centro del campo. Un jugador físico, intenso, box-to-box, a la espera de ver si la lesión de Bennacer, de baja hasta septiembre, hace necesaria la llegada de un mediapunta de calidad. Sin duda, el Chelsea puede echar una mano. Todd Boehly ha acumulado talento, no resultados: el Chelsea es undécimo en la Premier League y cambiará, cambiará mucho.

Los periódicos ingleses han hablado de la posibilidad de que Ruben Loftus-Cheek fiche por el Milan y sí, es una posibilidad. Las características están todas ahí, la voluntad del Chelsea de negociar también. Loftus-Cheek era uno de los jugadores favoritos de Sarri y sí, tiene calidad, aunque las lesiones son un problema.

Para Carney Chukwuemeka, inglés de 2003, el discurso es diferente: el Milan le persiguió durante mucho tiempo en verano, CC eligió al Chelsea pero ha jugado muy poco: sólo 1 partido de titular en la Premier. Se irá, lejos, pero el Chelsea no lo venderá directamente. Una cesión es la solución. ¿En la Premier? Probable, pero el Milan está interesado.

Exequiel Palacios es un jugador diferente, mucho menos físico pero intenso, con gran energía. Es argentino y a sus 24 años ya ha jugado en River Plate (hasta 2019) y Bayer Leverkusen (últimas tres temporadas y media, incluido el partido de ayer en Roma): está preparado. Se ha producido un contacto, el resto… ya veremos.

ATAQUE – Arriba… es otra historia. Más compleja. Los delanteros cuestan dinero y el Milan, más que en otros sitios, tendrá que elegir. ¿Un delantero joven o uno experimentado? Dos 9 experimentados son sin duda seguidos. Marko Arnautovic (34) para Maldini y Massara es un jugador fuerte y sí, tiene posibilidades. Tiene un abultado salario de 3 millones por temporada, pero se le puede conseguir por muy, muy poco.

Parecido para Álvaro Morata (30), que tiene contrato con el Atlético de Madrid hasta 2024. Corto. El Atlético y los agentes hablan de renovación, pero el Milan ha tomado información y se lo está pensando. Durante tres semanas, hasta el final de la Serie A, será tiempo de maniobras, sondeos, planes. Luego todo cambiará y el viento del mercado, cuenten con ello, será de tormenta.